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Fábregas y Senna arriman oro, incienso y mirra a Gio y Vela

LOS ÁNGELES -- Las más crueles verdades llegan de los mejores amigos. Causalmente, Marcos Senna y Cesc Fabregas, en charlas por separado con ESPN y Marca Claro, lamentan, como millones de aficionados mexicanos, los prematuros y precipitados ocasos futbolísticos de Carlos Vela y Giovani dos Santos.

Lo que pudieran haber sido, lo que pudieran ser incluso, y no son. Arquitectos majestuosos de la hazaña en Perú 2005, becados por el Arsenal y el Barcelona, y refugiados en la MLS, Vela y Giovani terminaron quemando sus naves en plena alta mar.

“Para mí, Carlos Vela es uno de los jugadores con mejor definición con los que he jugado jamás, lo tengo clarísimo y lo vi en el Arsenal, lo vi en la Real, lo vi cuando se fue cedido al Celta, lo veo ahora en la MLS. No tengo ninguna duda de que Carlos ha sido un fenómeno y si no ha sido más ha sido porque él no ha querido, y eso siempre se lo he dicho”, explica Fábregas en la entrevista con Marca Claro.

Irrefutable, tanto, como una reflexión de Néstor de la Torre en el Mundial de Sudáfrica 2010, sobre el mismo Vela: “Seguimos esperando (que dé el estirón) a Carlitos, y ya nos estamos cansando”, explicó el entonces capataz del Tri.

En términos que deben ser hirientes para el mismo Carlos Vela, Fábregas recapitula sus charlas frecuentes con el mexicano: “Él siempre me decía ‘bueno, ya, mañana’, ese mañana que siempre se dice de los mexicanos. Pasaba el mañana y yo le decía, ‘no, Carlos, no se tiene que hacer mañana, se tiene que hacer hoy’. Se lo repetí varias veces. Aún así, ha hecho una carrera muy buena”.


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La reflexión de Marcos Senna con ESPN sobre Giovani dos Santos está también plagada de elogios, de confusión, de decepción y de frustración. Hoy el mexicano vegeta en el América, después de que el LA Galaxy, de la manera más decente lo dejó libre por su bajísimo rendimiento.

“Giovani nos da esa sensación de que pudo hacer muchas más cosas. Obviamente estaba jugando en un gran Villarreal, pero nosotros somos conscientes de que tenía el talento para estar jugando de nueva cuenta en el Barça, en el Real Madrid o en el Paris-Saint Germain, él tenía talento para jugar en ese tipo de equipos y yo creo que tal vez se precipitó en irse tan pronto de la liga española”, revela Marcos Senna a ESPN.

“De Giovani yo creo que me quedó esa sensación de qué él pudo hacer mucho más acá en España. Es un jugador que tenía un talento nato, pero para que un jugador pueda triunfar necesita seguir muchos lineamientos, y también tener suerte, pero en el caso de Giovani no me queda claro qué fue lo que pasó con él para que no haya triunfado en el futbol mundial”, comenta Senna.

Las reflexiones de ambos jugadores, campeones ambos en diferentes plataformas con sus clubes y con España, ensombrecen aún más la percepción sobre cómo dos futbolistas mexicanos eligieron desertar al uso, a la manifestación de sus grandísimas facultades.

No es nueva esta visualización sobre Vela y Gio. Pero que la hagan dos jugadores como Senna y Fábregas, redimensiona conceptos. ¿Por qué? Simplemente porque ellos percibieron de cerca, en entrenamientos, en partidos, en cascaritas, en esos retos personales al interior de los clubes, ese monumental caudal futbolístico de los mexicanos.

Es decir, las expectativas que se generaron hacia ambos futbolistas, irrumpiendo poderosamente en ese Mundial Sub 17 de Perú 2005, tenían una base sólida, y a eso se refieren Fábregas y Senna. Quede claro: sólo un futbolista puede dimensionar genuinamente la grandeza de otro futbolista, y en este caso, la decepción consiguiente.

Queda ese dejo amargo tras escuchar las aseveraciones de Fábregas y Senna. Sin querer, o tal vez queriendo, les arrimaron oro, incienso y mirra a las carreras de Giovani y Vela, que hoy están escoltadas por los cirios de sus últimos alientos.

Cierto, mientras Gio probablemente sea dado de baja por el América en diciembre, Vela seguirá engordando sus estadísticas en la MLS, donde impone su tremenda calidad, sin despeinarse, ante las facilidades y la inferioridad futbolística e intelectual de sus adversarios.

Como ambos ex seleccionados españoles lo afirman, Vela y Giovani pudieron impactar a nivel mundial; pudieron meterse a esa constelación de genios inolvidables, de casi leyendas, ahora que está tan manido el término.

Recordemos cómo tras una poderosa temporada en la Real Sociedad, las nominaciones para jugador del año en España, estaban estrictamente en este orden: Cristiano Ronaldo, Carlos Vela, Diego Costa y Lionel Messi, quien había tenido uno de sus peores torneos.

El Atlético de Madrid se interesó en el mexicano. Sus números avasallaban los de Antoine Griezman, hasta que fueron a detalles más individuales. ¿Quién estaba más comprometido? ¿Quién era más disciplinado? ¿Quién quería triunfar como futbolista? Ficharon al francés.

Hay un extracto de la confesión de Fábregas a Marca Claro. “Él (Carlos Vela) siempre me decía ‘bueno, ya, mañana’, ese mañana que siempre se dice de los mexicanos”. Sí, ese tan famoso “mañana”; ese tan socorrido “ahorita”; ese tan conocido “pero, ahora sí”; ese infaltable “en dos minutitos”.

Pero, hoy, lamentablemente, las reflexiones de Senna y Fábregas, quedan como anécdotas, como lecciones caducas, como un lamentable obituario de la carrera de dos genios con el balón, que el aficionado mexicano se quedó esperando, expectante, anhelante, ansioso.

Oro, incienso, mirra, y una profunda decepción, de igual a igual, de futbolista a futbolista, entre dos triunfadores, como Fábregas y Senna, hacia dos que debieron rozarse a esos niveles de grandeza, como Vela y Giovani, pero, simplemente, no quisieron.

Hubiera sido fantástico encontrar en el sendero de Giovani y Vela, este trozo del poeta inglés John Dryden: “Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato. Luego, me levantaré de nuevo”.

Y una inquietud… ¿tendrá Javier Hernández a su lado un amigo de la dimensión de Cesc Fábregas o Marcos Senna, en lugar de la horda de charlatanes que lo rodean? Lamentablemente, la única voz que podía reencaminarlo, la de un personaje que en Chivas sí se considera una leyenda, ya se silenció decepcionada, la de su abuelo, Don Tomás Balcázar...