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¿Era necesario cambiar el tiempo extra?

Dicen que no hay que arreglar lo que no está descompuesto, y me parece que eso fue justamente lo que hizo la NFL con el cambio de la regla de tiempo suplementario para postemporada.

Antes que nada, diré que las nuevas reglas no me parecen malas, necesariamente. De hecho, no tengo nada en contra del formato nuevo, en principio. Con el partido ya en la prórroga, aparentemente estaría ofreciendo una solución justa.

También diré que afortunadamente, el ajuste a las normas aplica únicamente a la postemporada, y no a la temporada regular... por ahora.

Mi problema es: ¿quién dijo que el formato anterior era injusto?

Creo que dice mucho que los Minnesota Vikings --equipo que sirvió de ejemplo para los proponentes del cambio después de que perdieran en el Juego de Campeonato de la NFC frente a los New Orleans Saints por un gol de campo y sin tocar el balón-- hayan votado en sentido negativo frente a la propuesta.

También me parece significativo que los propietarios se apresuraron a votar sobre un tema que sabían no iba a ser bien recibido por la mayoría de entrenadores en jefe.

Ni hablar de las protestas que probablemente se eleven en torno al tema por parte de la NFLPA, quien no fue consultada al respecto. El gremio de jugadores se opone a una expansión del calendario de temporada regular, y la posibilidad de añadir minutos "innecesariamente" a un partido de postemporada --cuando la mayoría de jugadores ya acarrea lesiones de la temporada regular-- podría no sentar bien con este sindicato.

Pero dejando estas cuestiones un lado, creo que hay suficientes argumentos que atañen a lo que ocurre dentro del emparrillado, para considerar que el cambio fue innecesario.

Pienso que las reglas actuales de la NFL ofrecen suficientes variantes para conseguir puntos. Me refiero a que los equipos pueden anotar desde dos puntos (mediante un safety), tres (mediante un gol de campo), seis (mediante un touchdown), siete (touchdown más punto extra) hasta ocho (touchdown más conversión de dos puntos), en una jugada dada. En otras palabras, pienso que las reglas de la NFL ofrecen las herramientas necesarias para evitar que los partidos necesariamente se vayan al alargue en la mayoría de las ocasiones.

A diferencia de deportes como el fútbol, donde los puntos se anotan de uno en uno, en el fútbol americano no es necesario alcanzar el empate antes de darle la vuelta al marcador.

Si sientes que tu equipo podría quedar "a merced del azar" mediante el lanzamiento de una moneda al inicio de la prórroga, entonces durante los 60 minutos del tiempo reglamentario haz todo lo posible por evitar un marcador empatado: busca conversiones de dos puntos en lugar del punto extra, busca touchdowns en lugar de goles de campo, juégatela en más cuartas oportunidades, intenta patadas cortas, etc.

¿Por qué traigo todo esto a colación?

Bueno, como dije al empezar esta nota: con el partido ya en la prórroga, aparentemente estaría ofreciendo una solución justa.

Mi preocupación es que con la liga garantizando una oportunidad de posesión para los dos equipos --que no la posesión misma, sino únicamente la oportunidad de posesión-- en el alargue, vayamos a ver más entrenadores en jefe jugando al empate en los minutos finales, en lugar de buscar la victoria en los 60 minutos reglamentarios.

Opino que la noción de poder perder en el alargue sin tocar el ovoide era suficiente para convencer por lo menos a algunos entrenadores, en algunas situaciones --sobre todo si su equipo tenía el momento del encuentro-- de buscar el triunfo. Creo que un ejemplo claro fue la victoria de los Denver Broncos sobre los San Diego Chargers de hace un par de año, después de la fallida llamada de Ed Hotchuli respecto a un claro balón suelto de Jay Cutler, y donde Mike Shanahan optó por ganar mediante una conversión de dos puntos en lugar de buscar el tiempo suplementario.

Mi compañero Gregg Easterbrook de Page 2 ha sostenido por mucho tiempo que las estrategias ultraconservadoras de los entrenadores en jefe que buscan apostar al empate --y en este sentido apostar al lanzamiento de moneda-- en lugar de intentar ganar en tiempo regular suelen tener como objetivo desviar culpas. Si el entrenador decide arriesgarse por el triunfo y su equipo falla, será criticado por la decisión. En cambio, si el equipo apuesta por el tiempo extra, siempre existirá la justificación del volado perdido, o en última instancia, una mala ejecución por parte de los jugadores.

Coincido con Easterbrook y como evidencia ofrezco el número tan bajo de entrenadores capaces de admitir que fueron superados por los entrenadores rivales en cuanto a la preparación del juego y llamado de jugadas, y el correlativo número elevado de entrenadores que después de la derrota anuncian: "fallamos en la ejecución".

Sé de antemano que habrá muchos lectores que estén en total desacuerdo con mi punto de vista, y está bien. No sabremos el efecto real de los cambios a las reglas del tiempo extra de postemporada hasta que suficientes partidos se hayan decidido bajo el nuevo formato y podamos reconocer una tendencia. Para eso podrían pasar años.

Por lo pronto, lo único que espero es que la modificación no genere más partidos prorrogados generados por decisiones ultraconservadoras de los entrenadores en jefe. Ni siquiera en los playoffs podemos asegurar que todos los partidos son lo suficientemente buenos como para merecer minutos adicionales.