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¿Por qué Juan Manuel Fangio no corrió las 500 Millas de Indianápolis?

Juan Manuel Fangio siempre miró con anhelo la posibilidad de correr las 500 Millas de Indianápolis, sin embargo, su carrera deportiva estaba llegando al final y jamás se había dado el gusto. Ni siquiera se pudo anotar en aquellos años en los que la competencia en el mítico óvalo formaba parte del calendario de la Fórmula 1 (de 1950 a 1960 inclusive).

Se trataba de un costo muy elevado para los equipos tener que construir un auto especial para soportar las exigencias del circuito. Ya con cinco títulos en la máxima categoría en el bolsillo, el Chueco, con la decisión del retiro casi tomada, optó por faltar a los GP de Mónaco y Países Bajos de 1958 para dedicarle el tiempo a las 500 Millas. Pero la historia fue complicada.

El balcarceño fue uno de los 61 inscriptos para 42ª edición de la competencia de Indianápolis, que estaba anotada como la cuarta fecha de Fórmula 1. “Mi deseo de participar en Indianápolis es una aspiración que he tenido desde hace mucho tiempo”, dijo Fangio cuando decidió afrontar el óvalo. En el medio, el Chueco había recibido el desafío de Floyd Clymer, un empresario de Los Ángeles, quien fuera pionero del motociclismo en Estados Unidos e integrante del Salón de la Fama del Deporte Motor de América desde 2020.

Clymer dudaba de los éxitos y del talento de Fangio. Pensaba que les temía a los corredores estadounidenses y, por eso, le hizo una apuesta de 6500 dólares para ver si se animaba. El reto se dividía en 500 para cuando se anotara a la competencia, 1000 si lograba clasificarse entre los 33 para largar y 2500 si terminaba entre los cinco con un auto estadounidense y 5000 si era con un coche europeo. El argentino aceptó, pero aclaró que el dinero sería donado.

Fangio, por supuesto, quería tener un auto competitivo, no sería una excursión vacacional. Y ahí comenzaron los problemas. El Chueco llegó a Estados Unidos un mes antes de la carrera para comenzar los trabajos con el Kurtis Kraft 500G Offenhauser del equipo George Walther, que contaba con el sponsoreo de Dayton Steel Foundry. La primera impresión del balcarceño ya no fue buena al encontrarse con un vehículo a medio armar y pesado. El primer desafío fue superar el test de novatos para poder ser parte de la carrera y, claro, lo logró.

Con las pautas cumplidas, el Quíntuple comenzó a exigir más para probar con mayor velocidad y los inconvenientes arreciaron: primero la dirección, luego el motor, más tarde el equipo… Los mecánicos no sabían poner a punto el impulsor de cuatro cilindros, faltaban repuestos… Una odisea. “Me di cuenta de que había que pegar la vuelta porque si no sería un papelón”, confesaría Fangio. La diferencia de velocidad de su auto con el resto rondaba 6 km/h…

El coche no está en óptimas condiciones para permitirle al señor Fangio mantener su reputación como piloto campeón del mundo”, dijo un portavoz del argentino, cuando faltaban 15 días para la carrera. La decisión estaba tomada y ni siquiera llegó a participar de la clasificación.

Antes de irse de Indianápolis, el Chueco recibió la invitación del equipo Novi Automotive Air Conditioning para probar el Kurtis Kraft 500F. Poco tardó en superar Paul Russo, el otro piloto del team. Apenas 36 días después de que se disputaran las 500 Millas de 1958, ganadas por Jimmy Brian, Fangio se retiraría del automovilismo.