¿Quién puede poner en duda que Agustín Canapino vive una temporada completamente soñada? Nadie, porque hasta el mismo piloto lo dice cada vez que puede. A los 33 años se le presentó una oportunidad absolutamente impensada: correr en IndyCar, de la mano del equipo Juncos Hollinger Racing. Por eso dejó todo lo que tenía planeado en la Argentina (Turismo Carretera y TC Pick Up) y se fue a Estados Unidos. Como era sabido, la temporada de estreno no sería sencilla, más teniendo en cuenta que la escuadra del argentino Ricardo Juncos también está en plena etapa de crecimiento. El Titán mezcló actuaciones muy buenas, con otras correctas y algunas flojas. Todo dentro de la lógica. En Indianápolis, donde se disputó la 14ª fecha que se vivió por Star+, Canapino fue 21° después de largar 22.
El equipo no logró encontrar un buen balance en todo el fin de semana. Callum Ilott, compañero del argentino, fue 17° y casi igualaron el el resultado que la dupla del team de Ricardo Juncos había conseguido en la visita de mayo (el inglés fue 18° y el Titán, 21°). No había para más. Canapino tuvo una correcta actuación con lo que le entregaba el auto y hasta se salvó de quedar envuelto en un accidente en la largada, en el que Josef Newgarden terminó montado sobre Marcus Amstrong. El Titán debió tirarse por el pasto para evitar el toque. Después, se dedicó a completar vueltas, sumar kilómetros y horas de vuelto para él y la escudería, que se muestra estancada a esta altura del ejercicio 2023.
A Canapino le quedan tres carreras para cerrar la temporada de IndyCar, su primera, que espera no sea la última, claro. Sus actuaciones de 2023 merecen encontrar continuidad, ya sea con Juncos o con otra escuadra. Pero eso ya es harina de otro costal, porque deberá cerrar el tema presupuestario. Mientras tanto, y antes de enfrentar ese trío de competencias finales del torneo, el Titán se dará el gusto de recibir el cariño de sus hinchas en la próxima cita del Turismo Carretera, que se disputará en Buenos Aires. En una semana, el bonaerense habrá pasado de correr en una histórica catedral como lo es Indianápolis a otra como el Autódromo de la capital de la Argentina, allí donde corrieron desde Juan Manuel Fangio, hasta Michael Schumacher, pasando por Carlos Reutemann, Jackie Stewart, Emerson Fittipaldi y tantos grandes de la historia.
Para Canapino será un bálsamo en su espíritu competitivo. El Titán llevaba casi 15 años en las que llegaba a cada competencia con el objetivo de ganar. Así, forjó una carrera en la que obtuvo cuatro títulos de TC, dos de TC 2000 y siete de Top Race. Y en 2023 iba a ir por las coronas en las dos categorías en las que iba a participar. Pero el desembarco en IndyCar, lógicamente, lo obligó a un cambio de chip, necesario para sumar experiencia, aprender y soñar con luchar adelante en un par de años. Los poco más de 8.500 kilómetros que hará el Titán para viajar desde Indianápolis hasta Buenos Aires los deberá usar para volver a cambiar el enfoque. Porque si bien disputará una competencia de un torneo que ya lleva nueve fechas disputadas y en el que no podrá luchar por el título, sí será candidato a ganar la competencia de TC en el circuito 12 del Autódromo. Irá sobre un Chevrolet del equipo JP, uno de los más fuertes de la categoría, y con su talento que tanto éxito le dio fronteras adentro. Ese mismo talento que hizo que su nombre se instalara en el mundo IndyCar, pero al que le falta recorrido para meterse en la pelea adelante.
En Buenos Aires, todas las miradas estarán posadas sobre Canapino, sin dudas. Como en Indianápolis estuvieron sobre Scott Dixon, quien se quedó con un triunfo inolvidable. Después de un trompo en la primera vuelta (que hizo adrede para evitar el entrevero en el que quedó Newgarden) apostó al ritmo y a la estrategia para festejar el triunfo.
Para Álex Palou resultó un gran negocio el séptimo puesto. Con Newgarden en el lejano 25° lugar, se fue de Indianápolis con una luz de 101 puntos en la punta del torneo y su segundo título en IndyCar (fue campeón 2021) está a la vuelta de la esquina.