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Agustín Canapino, la estrella del TC en Buenos Aires

“Siempre sentí el cariño de la gente, pero ahora es una locura”, le confiesa Agustín Canapino a ESPN un rato antes de salir a disputar la clasificación de la décima fecha de Turismo Carretera, la categoría que más alegrías le dio en sus 15 años como piloto profesional. Ahí fue donde, básicamente, se convirtió en ídolo, para los hinchas de Chevrolet especialmente. Ahí fue donde logró cuatro títulos (2010, 2017, 2018 y 2019) y ostenta el record de ser el monarca más joven en la historia de la categoría más vieja del mundo. Ahí es donde este año tenía apuntados todos sus cañones antes de que le surgiera la chance única, y también inesperada, de sumarse a IndyCar, categoría que se vive por Star+, para correr en el equipo Juncos Hollinger Racing.

El Titán está en pleno cierre de su primera temporada en la categoría de Estados Unidos, pero la agenda le cerró perfecto para poder volver al viejo amor teceísta para las últimas seis competencias del ejercicio 2023. Gustavo Lema, dueño del equipo JP en el que corría antes de irse a Estados Unidos y con el que pegó este retorno parcial, contó: “La realidad es que no fui a verlo en ninguna carrera en Estados Unidos. Me llamó y me dijo: ‘Che, ¿no vas a venir nunca?’ Entonces le pedí el calendario detallado. Al ver que el campeonato de Indy se termina en septiembre no dudé un instante en decirle que viniera a correr la última parte del TC. Le hice el planteo a Hugo Mazzacane (NdeR: presidente de la ACTC) y le pareció genial. Cómo no se va a hacer todo para que esté, si Canapino es el Messi del automovilismo”.

El operativo fue complejo. Porque el jueves, Canapino probó con el Dallara-Chevrolet en el óvalo de St. Louis. No bien cerró la prueba, se subió a dos aviones y llegó a la Argentina el viernes a las 20.30. Sobre el pucho, casi sin tiempo para entrar en sintonía, se tuvo que meter con todo en el fin de semana de la décima cita de Turismo Carretera, nada menos que en el Autódromo Juan y Oscar Gálvez. Canapino es la estrella, el más buscado, es el box con más cantidad de gente en la puerta a la espera de una foto, una firma o un saludo. Dentro del box del equipo JP Racing, la gente camina entre los autos (Valentín Aguirre, Santiago Mangoni y Diego Ciantini son los tres corredores de tiempo completo en el team de Gustavo Lema) y los mecánicos hacen lo que pueden para trabajar. Por eso, cuando ese surtidor de nafta empezó a escupir combustible, algunos miraron con temor. Ricardo Juncos, el dueño del equipo en el que Canapino corre en IndyCar, era la otra cara más buscada: selfie por acá, selfie por allá… A un costado de la parte trasera del box, una zona VIP organizada y armada por la escuadra Juncos, es el lugar elegidos de los invitados especiales para degustar de algunas delicatesen.

Cuando llega el primer contacto de Canapino con la el Chevrolet para salir al entrenamiento inicial, cientos de personas se abalanzaron para lograr una foto o un video de ese ídolo que pegó la vuelta. Cuando se cerró el ensayo, Canapino se bajó de su Chevy con sensaciones raras. “Me sentí muy raro. Es lógico. Vengo de sufrir fuerza G, frenos de carbono, girar a 400 km/h y al bajar es raro, pero me estoy acostumbrando rápido. Y lo de la gente es increíble, el Autódromo va a estar lleno. Será una gran fiesta”, cuenta el Titán desde el VIP.

“Es normal lo que siente Canapino”, argumenta Miguel Ángel Guerra, expiloto de Fórmula 1, TC y TC 2000, entre otras categorías, quien trabaja de director deportivo del Titán en Buenos Aires (para las otras cinco, Guillermo Ortelli retomará el puesto). “Es una locura, llegó anoche a las 20.30, se probó la butaca y ya está en pista”. El Chevrolet que acelera el arrecifeño es el mismo con el que consiguió su título de 2019, el último diseñado por su papá Alberto, quien falleció en febrero de 2021 tras contraer Covid-19.

Toda la atención a la estrella del fin de semana no encontró resultado en la pista. Canapino justo sufrió un problema en el cable del acelerador en el momento de la clasificación y se ubicó 48° entre los 54 autos inscriptos. “Tuve problemas no bien salí”, confiesa Agustín. Ya tendrá tiempo para revancha el domingo y en las próximas citas. Pero, claro, el Titán tiene la mente puesta en 2024 y su continuidad en IndyCar no está asegurada.

“Yo quiero seguir en IndyCar, eso está claro. Porque necesito un segundo año para que toda esta inconsciencia que hice en esta temporada sirva. Porque realmente asumí un riesgo este año. Un riesgo en todo, deportivo y de vida, porque me fui a la categoría más difícil del mundo. Ojalá que sea con Ricardo (NdeR: Juncos), no veo que sea posible con otro. Pero hay que ver el tema del presupuesto, no es fácil. Yo quiero seguir allá, pero si no se llega a dar, acá tengo lugar. Por el momento no estoy ni ansioso, ni nervioso, ni tenso, nada. Solo pienso en llegar al final de la temporada de la mejor manera”, cierra Canapino con ESPN. Un rato después, la consulta sobre 2024 fue justamente para Juncos: ‘Ojalá pueda seguir Agustín. Hay temas de presupuestos. Para pensar en Canapino en 2024 no tengo que pensar en la Argentina”, dice el titular del equipo, en clara alusión a la búsqueda de los apoyos financieros.

El 2024 es el futuro de Canapino. El presente es el Turismo Carretera, las fotos y los mimos.