Una segunda temporada en IndyCar le aseguró a Agustín Canapino la posibilidad de volver a tener la chance de disputar las 500 Millas de Indianápolis. En 2023 protagonizó una gran carrera con su auto del equipo Juncos decorado con los colores de la Argentina como tributo a los campeones del mundo de Qatar y estaba para finalizar entre los diez, pero un accidente a un puñadito de vueltas lo dejó afuera. Este año tendrá la posibilidad de la revancha, siempre, claro, que se meta entre los 33 en la clasificación, el primer gran desafío para todos. En charla con ESPN.com, el argentino habló de la mítica carrera.
-¿Correr las 500 Millas de Indianápolis es jugar al final del Mundial de fútbol, jugar un River-Boca?
-No lo puedo comparar con el fútbol porque para mí no tiene comparación con ningún deporte, porque las 500 millas de Indianápolis mantienen esa mística única del automovilismo de antes. Nosotros apenas nos subimos al auto y se hace sentir que te subís a algo extremo de verdad, que es algo realmente que supera todo tipo de umbral de cualquier cosa. Creo que solo se lo puede comparar cuando corren las motos en la Isla de Man. Eso es quizás lo único que supera las 500 millas. Después poder vivir esa experiencia, obviamente el riesgo es altísimo, la adrenalina es altísima, la dificultad es extrema, pero tener el privilegio de poder correr o por lo menos intentar correrla, porque hasta que no me clasifique no hay que dar nada por sentado, es único. Me siento un privilegiado, un afortunado y al mismo tiempo me requiere un nivel de exigencia que nunca tuve ni cerca. Es entrar en otro nivel y competir a un nivel y en una disciplina que nunca hice, porque nunca corrí monopostos y mucho menos en óvalos. Yo viví en un año como si fueran una diez, yo viví diez años en uno, literal, a nivel personal y a nivel profesional tuve que vivir experiencias y madurar un montón de cosas. El año pasado estuvimos cerca de entrar al top ten, venía ahí 13 ó 4 antes del accidente, ojalá pueda tener otra chance parecida y ver bandera de cuadros en el puesto que sea: 20º, 15º, 22º, quinto… No importa, quiero, quiero pasar esa primera etapa. Grosjean, con semejante piloto que es, en un equipo como Andretti, no pudo terminar ninguna de las dos carreras de 500 millas, y es Grosjean. Eso es por lo difícil que es. Fíjate, un tipo como Alonso quedó afuera con McLaren y no la puedo terminar tampoco. Entonces estamos hablando de algo difícil, en serio. Por lo tanto, quiero como primer objetivo ver la bandera de cuadros. Ojalá que sean un buen resultado, pero mi primer objetivo es ver la bandera cuadros.
-¿Cómo se hace mentalmente para correr las 500 Millas, durante tres horas, a casi 400 km/h?
-Eso es lo más duro de todo. Había escuchado de los pilotos top hablando sobre la 500 Millas y todos hacen foco en lo mismo: lo de lo difícil que es la parte mental. Porque físicamente son mucho más duros los circuitos y los callejeros, pero el óvalo y, sobre todo las 500 Millas, te liquida mentalmente para poder aguantar y mantener la concentración. Porque en el óvalo se va todo el tiempo procesando información y no te podés equivocar. Vas teniendo distintos momentos aerodinámicos, de clima, de goma, de combustible, de estrategia y todo tenés que ir procesándolo y haciéndolo bien y sin poder equivocarte, porque encima te está jugando tu vida, tu propio cuerpo. No solamente es el resultado, te estás jugando tu propia integridad física; es un montón, es realmente un montón. Yo todo eso lo aprendí todo de golpe, de un día para el otro. Tengo muchísimo por aprender todavía, pero sí me noto con una base buena como para poder volver a enfrentar ese desafío ya con otro punto de vista, con otra mirada, con otra filosofía. Pero si hay algo de lo que he aprendido es que no lo podés subestimar nunca, jamás hay que dar nada por por hecho ni por controlado. Donde subestimaste el óvalo, donde subestimaste el IndyCar, es donde viene el terrible accidente. Tengo que ir ganando confianza y velocidad, pero sin subestimar y sin dar nada por hecho.
-¿En alguna carrera te pasó de vivir un susto grande que te hiciera reflexionar con eso de no subestimar?
-Me pasó dos veces en Texas, el primer óvalo que tuve. Cuando empecé a avanzar, porque mi auto funcionaba muy bien y mi ritmo de carrera era muy bueno, y pasé a Will Power, a Castroneves. a Pagenaud y fui a atacar a Ericsson... Mirá lo que estamos hablando, debutaba en un óvalo con el equipo Juncos y estaba peleando contra esos nombres, estaba viviendo un sueño total. En mi afán por querer pasar a Ericsson, que hacía pocos meses había ganado las 500 Millas con un Ganassi, intenté cortar el aire de una manera diferente, en mi inexperiencia, en mi tratar de hacer algo distinto para poder avanzar, se me pone todo de costado y lo saqué de casualidad. Ahí me dije: ‘Voy a 350 kilómetros, estuve a nada de hacer un desastre. Pará sobre estimulemos porque esto puede terminar muy mal’. Y el otro fue el que salió por todas la redes, el golpe de Rahal con De Francesco, justo delante de mí, y yo los esquivé por nada, a 360 kilómetros. Ahí pensé: ‘Esto es de ciencia ficción, qué hago yo acá arriba’. Esos dos momentos de mi primera vez en el óvalo me dejaron marcado.