El piloto mexicano mostró su alegría poder ganar en su país, en la carrera de la Xfinity Serie en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
CIUDAD DE MÉXICO -- Daniel Suárez entró a la conferencia de prensa después de su victoria en Xfinity Series haciendo la misma pregunta que cuando se bajó del carro en el Autódromo Hermanos Rodríguez: “¿Les gustó?”, cuestionó, seguido de un “¿Se divirtieron?”, todavía con la felicidad de haber remontado 38 posiciones para ganar.
Fue la culminación de un día largo sobre la pista para el piloto mexicano, quien disputó la práctica de Xfinity en la que fue cuarto, luego la calificación de ese serial, en la que quedó fuera temprano, después de chocar con las barreras de protección y perder su auto, para después volver a Nascar Cup Series, su serial habitual, para calificar en décimo de cara al domingo.
Todo antes de la carrera de Xfinity que inicialmente estaba en sus planes como preparación para Cup, pero que problemas de logística convirtieron en una situación de exceso de manejo en un solo fin de semana, aunque la recompensa fue inesperada, Daniel ganó y cumplió su sueño de festejar con todo el público mexicano.
“Es la primera vez que en las banderas amarillas escuchaba a la gente como si fuera al lado mío, ese sentimiento se quedará conmigo toda la vida, pero ya le dije a mi familia y a mi equipo que a festejar esto por una o dos horas y luego a volver a enfocarse porque mañana es la carrera de Cup”.
El conductor regiomontano comparó la sensación de ganar en la Ciudad de México con la de haber sido el primer campeón extranjero de Xfinity Series hace nueve años, luego de haberse marchado de la competencia de Nascar local para probar suerte en una categoría poco habitual para los mexicanos.
“La victoria es para mí igual de importante que el campeonato, es algo muy especial, después del choque de la calificación dije ‘a mí me ponen contra la pared y voy a regresar peleando’ y fue lo que ocurrió”, resumió.
Después que su auto de Xfinity quedó destruido en la calificación, Suárez tuvo que utilizar otro vehículo, incluso de un color distinto, con el que llegó hasta la victoria de forma totalmente inesperada, un giro del destino que jugó a su favor.
“El equipo hizo una gran labor, los frenos estaban mejor en el segundo carro, pero no perfectos, pero con eso estaban mucho mejor que los del primero, pero que haya caído la última bandera amarilla no fue malo porque mis frenos sufrían, nos costó, no dominamos, pero ganamos”, explicó.
Sobre el cierre de la carrera, en el que tuvo que sobrevivir hasta en dos ocasiones los ataques de los diferentes rivales, el piloto mexicano explicó que lo visualizó de esa manera y al final consiguió la celebración en lo más alto del podio.
“Tenía un plan y funcionó, empujé al carro 19 (Ty Gibbs) a la parte de enfrente, para después poder alcanzarlo, pero luego el 88 (Connor Zilisch) le pegó a él y él también me tocó y casi me saca a mí, pero resistí, me alejé, mi plan funcionó y espero repetirlo mañana”, confió.