Marcelo Díaz marcó época en su paso por la Bundesliga con un agónico golazo que impidió el descenso del Hamburgo en la temporada 2015, y hace unas semanas, en su cuenta de Instagram, el volante chileno de Racing redactó un posteo bajo el título “Mañana voy a salvar al Hamburgo del descenso”.
“31 de mayo de 2015. Estaba en mi casa, acompañado de mi entorno más cercano y me salió confesar algo que sentía en lo más profundo de mi ser” comienza el texto de “Carepato”, añadiendo que “habíamos jugado tres días antes el partido de ida por la promoción contra el Karlsruher SC. Parejo, peleado y tenso: 1 a 1 en un Volksparkstadion repleto. Todo el suspenso se trasladaba a la revancha y a nosotros nos tocaba la responsabilidad de que Hamburgo siguiera siendo el único equipo que nunca había perdido la categoría desde la fundación de la Bundesliga”.
En esa misma línea, agregó: “Wildparkstadion es el nombre del estadio que estuvo al borde de hacernos morder el polvo. Corría el minuto 90 y perdíamos 1 a 0. Estábamos prácticamente descendidos. En eso, un tiro libre bastante cerca del área. Rafael van der Vaart era el encargado de patear habitualmente pero yo me tenía tanta confianza por lo que había dicho la tarde anterior que me paré a un metro del balón y le pegué. La pelota se metió en el ángulo. Fuimos a tiempo extra con un envión de locos y definimos el encuentro para quedarnos en Primera”.
“El festejo fue inolvidable. Corrí con las fuerzas que me quedaban hasta la esquina donde estaban ubicados nuestros hinchas. Recuerdo a la policía rodeando a la gente para prevenir posibles incidentes. Cerré los ojos por un momento y entendí todo: acabábamos de lograr algo épico que no se borraría jamás de la historia”, remató.
‘Tomorrow my friend, tomorrow’
El mismo 1 de junio de 2015, el chileno tuvo un particular diálogo con Rafael van der Vaart previo a su lanzamiento libre mágico, el que revelaría posteriormente en entrevista con el sitio oficial de la Bundesliga en español.
“Recuerdo que Rafael colocó el balón para patear, entonces yo me puse al lado y le dije que me dejara patear. A lo cual me respondió: yo pateo". Pero el chileno se tenía una fe prodigiosa y, por eso, agarró la pelota y le dijo sin titubear al holandés: "'Tomorrow my friend, tomorrow' (Mañana mi amigo, mañana). Así que me anticipé y le di. El resto ya es sabido”.