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Por qué la figura del Dortmund Erling Haaland podría convertirse en el mejor futbolista del mundo

ERLING HAALAND ESTABA POR TODAS PARTES. Cada vez que la selección de Noruega avanzaba con el balón en su enfrentamiento contra Honduras en el Mundial sub-20 del año pasado, Haaland flotaba con naturalidad para desbordar a la defensa, con el balón cayendo en sus pies, como si estuviera destinado a permanecer allí. Primero, fue un elegante gol a un lado del arco y después, un remate bajo y poderoso que cruzó entre las piernas del portero. Posteriormente, se produjo un tranquilo cobro desde el punto penal que causó que el guardameta se lanzara hacia el lado contrario. Para terminar, una media volea que perforó el arco contrario, antes que el portero pudiera reaccionar. Los zagueros del combinado de Honduras parecían resignarse; no había nada más que pudieran hacer, salvo mirar.

Luego de haber transcurrido apenas 45 minutos de acción, Noruega iba en piloto automático, con holgado marcador 5-0; y el joven de 18 años había marcado cuatro goles. Fue una exhibición completa de ritmo y poder; a pesar de ello, Eman Markovic, su compañero e íntimo amigo, se sorprendió al ver que, una vez llegado el descanso, Haaland no parecía estar contento dentro del vestuario. De hecho, parecía enfadado.

"¿Algún problema?", preguntó Markovic.

"No anoté un gol en una oportunidad que tuve", es la respuesta de Haaland que Markovic recuerda haber escuchado.

Ése es el elemento característico de Haaland. No importa cuántos goles marque, siempre querrá convertir uno más. Así era él mientras se criaba en la pequeña ciudad de Bryne, cuando rompió records con el Red Bull Salzburgo en Austria y así sigue siendo hoy en día, tras haberse convertido en el joven más brillante de la plantilla del Borussia Dortmund de Alemania, club conocido por incubar a los jóvenes brillantes del fútbol europeo.

Si existe alguna duda de que Haaland es uno de los futbolistas jóvenes más emocionantes del planeta, tomemos en cuenta lo siguiente: el noruego ha marcado 14 goles en 11 partidos de Champions League disputados hasta el 4 de noviembre. Lionel Messi y Cristiano Ronaldo requirieron de 28 y 51 encuentros, respectivamente, para lograr dicha hazaña. Su ascenso al estrellato ha sido vertiginoso, incluso desconcertante. No obstante, Haaland se ha estado preparando para este momento durante toda su vida y hasta ahora, el plan parece funcionar.

Volviendo a aquella noche en el Mundial sub-20, Noruega terminó imponiéndose 12-0. Haaland aprovechó su molestia consigo mismo y en el segundo tiempo, convirtió otros cinco tantos, totalizando nueve goles. Fue un récord para el torneo, que prácticamente le garantizó la Bota de Oro, premio para el mayor goleador del campeonato.

"¿Ya estás contento?", le preguntó Markovic después del pitazo final.

"¡No!", respondió Haaland. "Si hubiera marcado uno más, tendría 10".

CUANDO HAALAND tenía aproximadamente 9 años, él y sus amigos comenzaron a reunirse los fines de semana para practicar y patear el balón por cuenta propia en un viejo estadio en Bryne. Entrenaban juntos de forma oficial un par de veces a la semana, bajo las órdenes de sus entrenadores, pero esas prácticas no eran suficientes para él.

"Yo siempre esperaba los fines de semana para ir allá, jugar al fútbol, luego volver a casa y ver fútbol por televisión", cuenta Haaland, en una lluviosa tarde de octubre en Dortmund, Alemania. Poco después de anotar un gol en los últimos tramos de un compromiso de Champions League el día anterior Haaland, quien cumplió 20 años en julio pasado, se muestra relajado, aunque serio, en nuestra videoconferencia vía Zoom, vestido con una chamarra de lana color carne; su pelo rubio, oscurecido por una gorra de béisbol con la visera al revés.

Con frecuencia, Haaland es objeto de comparaciones con el legendario delantero sueco Zlatan Ibrahimovic, debido a que ambos comparten ascendencia escandinava y sed goleadora. Adicionalmente, Haaland puede parecer Zlatan-esco en su humor: En una ocasión, contó a los reporteros que dormía con los balones de los partidos en los cuales había marcado "hat-trick" y que su alarma era el himno de la Champions League. (Markovic, su excompañero de habitación, confirma lo segundo: "Cada vez que jugábamos juntos en la selección nacional, me despertaba oyendo esa canción. Las primeras veces era un poco estresante, pero luego te acostumbras".)

En sus entrevistas, Haaland puede mostrarse parco y seco, obligando a los reporteros intentar mantenerse a flote, en medio del incómodo silencio. Cuando le pregunté que suele comer en un día promedio (se ha dicho que Haaland inspira su régimen alimenticio en la dieta de Ronaldo, principalmente basada en pescado), se burla y responde: "Sí. Desayuno, almuerzo y ceno".

Quienes lo conocen afirman que Haaland se comporta de forma diferente en privado, que tiene conversación fácil y presencia agradable. Parece gozar de popularidad entre sus compañeros, bromea y canta con facilidad. Jan Aage Fjortoft, comentarista de ESPN que jugó en Austria, Inglaterra y Alemania, ha conocido a Haaland desde que la figura del Dortmund era niño y lo describe como "un chico travieso en sus entrevistas, porque le gusta hallar los errores de los periodistas". En ocasiones anteriores, Haaland ha dicho que sus respuestas dependen de su opinión sobre la pregunta: "Si me preguntas cómo está el clima, responderé: 'Bien'. Así de simple".

Alf Ingve Berntsen, su entrenador de niñez, lo atribuye a una diferencia cultural: "En esta parte de Noruega, no hablamos tanto. La ética es trabajar duro. Lo que se hace es más importante que lo que se dice".

Haaland vive de acuerdo con ese lema. Su vida está hecha a la medida, con el fin de maximizar su desempeño físico. Entrena en casa con la asesoría de un entrenador físico a través de FaceTime ("para liberar zonas de mi cuerpo"). Medita ("cuando siento que lo necesito"). Duerme un mínimo de nueve horas cada noche ("el sueño es muy importante"), viste gafas azul claro para proteger sus ojos de las pantallas ("juego mucho FIFA") e incluso, desconecta su wifi antes de ir a la cama ("para obtener el mejor sueño posible"). Su padre Alfie dice que él debe cambiar su teléfono al modo de datos celulares puntualmente a las 10 p.m. cada vez que visita la casa de su hijo.

"Si él cree en algo, se mantiene fiel a ello", expresa su padre, exjugador de la Premier League. "No estoy seguro de que él haya logrado demostrar que mantener el wifi encendido puede ser malo para él, pero si cree que le ayuda, pues ¿por qué no?"

Ahora, en Dortumund, Haaland recuerda esos días de antaño, jugando con sus amigos los fines de semana, cuando solían imitar las celebraciones de gol de famosos futbolistas. (Haaland declina revelar cuáles jugadores imitaba, limitándose a decir que se trataba de "buenos jugadores, diferentes"). Le pregunto qué edad tenía cuando empezó a organizar esas prácticas de los fines de semana. 9 o 10 años, nos responde.

"Cuando tenía 9 años, nunca me sentía tan motivada para hacer algo", le cuento.

Haaland esboza una sonrisa. "Somos distintos".

ALFIE HAALAND SOSTIENE su teléfono y lo inclina hacia abajo, frente a la ventana que da a las calles de Bryne, ciudad con población de aproximadamente 12,000 personas, ubicada en la costa occidental de Noruega. "Quizás lo puedas ver, ese punto blanco que está allí. Ese es el antiguo estadio", nos cuenta a través de una video llamada. El cielo es gris en esta jornada de mediados de octubre, en las cercanías del Mar del Norte, mientras el mayor de los Haaland conversa sobre su hijo, quien se crio y comenzó su carrera justo aquí. Alfie habla lentamente y cuando dice ciertas palabras, el norte de Inglaterra parece asomarse en su pronunciación de las vocales, como recuerdo de la década que pasó en ese país como defensa en la Premier League.

El antiguo estadio que se puede ver a través de la ventana fue el sitio donde se dio cuenta que su hijo se tomaba el fútbol en serio. Erling mostró talento nato e instinto competitivo desde temprana edad, nos cuenta Alfie, cualidad que no sorprende al conocer su linaje: su padre jugó con Nottingham Forest, Leeds y Manchester City en la década de 1990 y principios del decenio del 2000; su madre, Gry Marita Braut, fue campeona noruega de heptatlón. Los tres niños del matrimonio Haaland esquiaron y practicaron una buena variedad de disciplinas deportivas; y el joven Erling siguió los pasos de su madre cuando, según cuenta la historia, impuso el récord mundial para salto de longitud en parada para niños de 5 años: 1.63 metros (5 pies, 4 pulgadas). "Le vi saltar más largo que la mayoría del resto de los niños", dice Alfie. "No sabía que se trataba de un récord".

Sin embargo, Erling tenía su atención centrada en el fútbol, y cuando él y sus compañeros decidieron organizar esas prácticas informales, Alfie se dio cuenta que su hijo podía llegar muy lejos. "Me di cuenta de que no necesitaba exigirle cuando él tenía 11 o 12 años y todo es más interesante que entrenar; a pesar de ello, se mantenía ansioso por mejorar", expresa Alfie. "Se llevaron unos sándwiches y estuvieron allí todo el fin de semana. Lo hicieron todo por cuenta propia".

Berntsen, entrenador de Haaland, puso al infante a entrenar con niños un año mayor que él, lo que impuso un reto para Erling, que debía buscar ser inteligente con sus movimientos y superar a sus rivales, en vez de intentar desbordarlos con su fuerza. Cuando lo superaban a punta de fuerza, Berntsen tranquilizaba al niño, diciéndole que fuera paciente, que su estirón llegaría pronto.

Berntsen tenía razón. Haaland se estiró hasta alcanzar 6 pies de estatura y comenzó a ganar masa muscular. Leo Ostigard, excompañero de Haaland que actualmente forma parte de la plantilla del Coventry City, recuerda haber cocinado aproximadamente 3 libras (1.5 kilos) de fajitas de pollo para ambos, cuando Haaland tenía 16 años. "Le decía: 'Vamos, deja de comer'", afirma. "Después de ese año, había ganado 10 kilos [22 libras]; por lo que se convirtió en un delantero muy, muy fornido".

A pesar de los impresionantes atributos físicos de Haaland (oficialmente cuenta con 6 pies y 4 pulgadas de estatura, con 194 libras de peso), su fortaleza mental se destaca por encima de todo. "Él pensará: '¿por qué no debería anotar tres goles en mi primer partido? Y marca tres goles", indica Ostigard. "No muchos futbolistas piensan de esa forma".

Tener a un jugador profesional como padre no perjudica; sin embargo, Alfie afirma que su hijo desarrolló esa mentalidad natural de forma natural. "Probablemente, es [un razonamiento] más cercano a Estados Unidos que a Noruega socialista, donde todos deben ser iguales", bromea el padre de Erling. Alfie dio sus consejos a Erling, pero permitió que el joven entendiera cómo mejorar por cuenta propia, en vez de señalarle sus errores.

Berntsen cree que la cualidad que hace a Haaland especial no es precisamente su contextura física ni su técnica. "Muchos jugadores que cuentan con todas estas cualidades sienten mucho temor: '¿Y si no lo logro? ¿Y si no llego a tener éxito? Erling no piensa así. No tiene miedo".

CUANDO HAALAND TENÍA 16 AÑOS, le dijo adiós a su familia y dejó Bryne. Sentía "un poquito de temor a la soledad", expresa. Sin embargo, éste era el primer paso de una ruta que él y su padre habían diseñado cuidadosamente. Erling partía rumbo al norte, a jugar con el Molde, uno de los clubes más grandes de Noruega, descrito por su padre como "un club seguro". Allí, el chico podría aprender a vivir por sí solo con tranquilidad, preparándose para los mayores escenarios que ellos creían vendrían después.

Al inicio, Haaland extrañaba a sus padres, a su hermano y hermana. Pero él estaba consciente de que éstas eran las exigencias de la vida de un futbolista profesional. Adicionalmente, sus padres le habían enseñado a cocinar y lavar su propia ropa.

En 2017, durante su primer día con el Molde, Haaland almorzó con Tobias Svendsen. Tenían prácticamente la misma edad, se reían mutuamente de sus chistes, y rápidamente se hicieron amigos. Svendsen le preguntó al novato cuántos años de vigencia tenía en su contrato. "Él dijo: 'Firmé por dos años y creo que estaré dos años aquí, y quizás me vendan después", recuerda Svendsen, quien actualmente juega como mediocampista con el Lillestrom.

Y eso fue precisamente lo que ocurrió. Haaland empezó a brillar vistiendo la camiseta del Molde, bajo las órdenes del técnico Ole Gunnar Solskjaer, quien hoy en día funge como entrenador del Manchester United. En julio de 2018, Haaland marcó cuatro goles en un lapso de 17 minutos para ayudar a su equipo a vencer al líder de liga Brann por marcador 4-0. Dos años después, tal como lo había pronosticado Haaland, era hora de hacer maletas.

Pero cuando llamó la Juventus, el club gigante de la liga italiana, Haaland hizo lo que pocos adolescentes en su situación se atreverían a hacer. Dijo que no.

Los grandes clubes, como la Juventus, Barcelona y Chelsea cuentan con montones de prometedores futbolistas jóvenes. La idea de tener la posibilidad de jugar con los clubes más grandes es demasiado tentadora para los chicos talentosos y sus padres, haciéndose imposible de rechazar. Sin embargo, el camino al éxito está lleno de peligros. Jadon Sancho, compañero de Haaland en el Dortmund, fichó por el Manchester City a los 14 años y se fue de los Red Devils sin siquiera haber jugado un solo minuto con el primer equipo. Martin Odegaard, otro niño maravilla oriundo de Noruega, firmó con gran expectativa en 2015 con el Real Madrid, cuando apenas tenía 16 años. No fue hasta agosto pasado que jugó su primer partido como titular vistiendo la casaca madridista.

La idea de su pase a la Juventus era demasiado atractiva; no obstante, Haaland y sus asesores eran lo suficientemente astutos para entender que aún era demasiado pronto. A pesar de toda su calidad, Haaland no iba a hacer que Cristiano quedara fuera del equipo. Comprendió que, a su edad, la jerarquía del club con el que jugaba era menos importante que su jerarquía dentro de él. Lo más importante era jugar y si él seguía jugando bien, la Juventus, Real Madrid y otros grandes clubes volverían a buscarle.

"Erling y su familia han sido muy inteligentes a la hora de tomar las decisiones correctas", expresa Berntsen.

En vez de partir rumbo a Turín, Haaland decidió fichar por el Red Bull Salzburgo, un club grande de la pequeña liga austriaca, que le daría suficiente tiempo para desarrollarse como jugador, mientras le permitía exponerse en la vitrina de la Champions League. "Pensé que era demasiado pronto para ir allí [a la Juventus]", expresó en su momento. "Era sumamente importante analizar la importancia del rol que iba a jugar con el club por el que fiché. Existen mayores oportunidades de jugar allí".

Desde entonces, esa decisión ha demostrado ser prudente. Incluso, brillante.

SI HAALAND SE SENTÍA nervioso con miras a su debut en la competición de clubes más importante de Europa, no lo demostró. Se mantuvo erguido, con las manos detrás de su espalda, sin sonreír, mientras su tema musical favorito (el himno de la Champions) resonaba dentro del estadio en Salzburgo. Los aficionados celebraban la primera aparición de su club en fase de grupos, enfrentándose al Genk de Bélgica, con una encantadora coreografía previa al partido en homenaje al hijo más famoso de esa ciudad: Mozart.

Poco después del pitazo inicial, Haaland puso a volar el balón para desbordar al portero del Genk con su pie derecho, se puso a correr por toda la cancha, alzando sus delgados brazos al aire, gritando de felicidad. Luego de ser abordado por sus compañeros para celebrar, le pidió a la hinchada que hicieran mayor ruido, ondeando sus brazos y tapándose los oídos.

"Éste era su escenario, dónde debía estar", recuerda Christoph Freund, director deportivo del Salzburgo. "En ocasiones, cuando la presión se encuentra en su máximo nivel, los jugadores piensan: 'Vaya, estoy realmente nervioso'. Mientras más importante sea el partido, Erling se hace más y más fuerte".

El joven, que tenía 19 años, terminó marcando un "hat-trick", anunciando así su llegada a los más altos peldaños del fútbol europeo, de la forma más ruidosa posible, haciendo que los teléfonos comenzaran a sonar incesantemente en las oficinas del Salzburgo. Los clubes de toda Europa comenzaron a preguntar por él, y Haaland seguía goleando, como si les retaba a atraparlo con cada remate que convertía. Ocho tantos en cinco partidos consecutivos de Champions League, todo un récord para un adolescente.

El Salzburgo estaba consciente de que todo se reducía a preguntarse por cuánto tiempo podían quedarse con él y cuál sería su nuevo destino. Con cada día que pasaba, surgía un nuevo rumor, otro supuesto pase a un nuevo club de primer nivel. ¿Se concretaría su reunión con Solskjaer en el Manchester United? ¿Estaba listo para unirse a Cristiano en la Juventus?

Alfie se reunió con varios clubes y creó una lista de posibles candidatos para su hijo. Menos de un año después que Haaland hiciera su debut con el Salzburgo, específicamente en noviembre de 2019, los Haaland llamaron a Freund para informarle que Erling dejaba el club. Una vez más, la decisión familiar era inteligente: no habían acordado términos con Manchester United ni con la Juve; sino con el Borussia Dortmund, el club alemán famoso por convertir a jóvenes futbolistas en figuras. Véase: Sancho y el estadounidense Christian Pulisic.

"Él siempre necesita sentirse retado por la liga en la que juega", indica Alfie. "Sólo había estado [con el Salzburgo] por poco tiempo, pero se desarrolló tan rápido que era difícil contenerle".

DE VUELTA EN DORTMUND, EN OCTUBRE PASADO, Haaland se maravilla ante la presencia de uno de sus nuevos compañeros, el volante inglés Jude Bellingham, quien firmó con el club en julio. "Es tan gracioso pensar que sólo tiene 17 años, es tres años menor que yo", expresa Haaland. "Lo tranquilo que puede mostrarse con el balón. Solo tiene 17 años y se muestra tan calmado".

A pesar de que Haaland apenas tiene 20 años y llegó al Dortmund hace menos de un año, afirma: "Tenemos que cuidar [a Bellingham]". Es una señal de la fluida adaptación que ha tenido dentro del BVB, dentro y fuera de la cancha.

En su primer partido vistiendo la camiseta del Dortmund, en enero de 2020, Haaland ingresó a la cancha en el minuto 56. Su equipo estaba en desventaja 3-1 ante el Augsburgo. Todo elegante con su camiseta negra de visitante y su cabello rubio liso, Haaland corrió hacia el terreno rugiéndole a sus compañeros. En cuestión de 23 minutos, había convertido un "hat trick" para asegurar una remontada que se hizo famosa.

"Cuando muchos jugadores llegan al siguiente nivel, dejan de producir o no cumplen de acuerdo con el reto que se les presenta", expresa Berntsen. "Pero Erling siempre ha lidiado bien con los nuevos niveles".

Desde entonces, con una joven plantilla del Dortmund objeto de constantes críticas por carecer de instinto asesino, Haaland ha mostrado precisión quirúrgica en la definición. Su doblete aseguró al BVB una afamada victoria contra el Paris Saint-Germain en la pasada edición de la Champions League. Celebró imitando un gesto de meditación sobre el césped, lo que ofendió al PSG al punto de que Neymar y sus compañeros se burlaron de Haaland luego de vencer al Dortmund en el compromiso de vuelta. En la presente temporada, el noruego suma diez goles y tres asistencias en diez partidos disputados en todas las competiciones. "Algunos dulces goles", expresa entre risas.

Con un éxito tan constante y sostenido, no sorprende ver a Haaland inmerso en rumores de tentativos pases, para dejar el Dortmund con rumbo a clubes tales como Real Madrid y Liverpool. Ya ha jugado más encuentros con el Dortmund que vistiendo la camiseta del Salzburgo, y parece ser cuestión de tiempo antes de que se sienta listo para volver a ascender de nivel. Podría ocurrir tan pronto como la próxima temporada.

De acuerdo con informes periodísticos, Haaland cuenta en su contrato con una cláusula de rescisión valorada en €75 millones ($87 millones) que se activaría en 2022, dos años antes del vencimiento de su pacto actual con el Dortmund, previsto para junio de 2024. (Los representantes de Haaland declinaron emitir comentarios al respecto). Eso significa que, en cuestión de dos años, cualquier club que pueda pagar semejante monto podrá ficharle, siempre y cuando lleguen a acordar términos personales con él, lo que representa una absoluta ganga. Para aportar contexto, podemos mencionar que el Barcelona le pagó al Dortmund un pase récord para el club de €105 millones ($122 millones) por el extremo Ousmane Dembélé en 2017 y que el Manchester United se negó a igualar los €120 millones ($140 millones) que llegó a pedir el BVB a cambio de Sancho durante el verano. Si desean obtener una cifra más cuantiosa por los servicios de Haaland, el Dortmund necesita vender antes de que la cláusula entre en vigor. De cualquier forma, Haaland tiene el poder.

"[Haaland y su entorno] siempre estuvieron conscientes de que el jugador debe progresar y es así como han elegido los clubes en los cuales ha jugado", afirma Fjortoft. "En mayor parte, esto se debe a su padre, pero existe un montón de exfutbolistas que no han sido buenos a la hora de verlo".

Le pregunto a Haaland si existe un jugador cuya carrera considera un modelo para su trayectoria, alguien a quien pueda señalar como la imagen del éxito.

Nos da una respuesta característica de su personalidad: "Quiero tener mi carrera propia, mi propia carrera como Erling Haaland".