Sin hacer grandes méritos, Independiente cumplió con la obligación de ganarle a Huracán en el Libertadores de América y tomar una bocanada de aire que le da tranquilidad en la lucha por la permanencia.
En un duelo chato, marcado por la necesidad y que comenzó con muchas imprecisiones de ambos equipos, el Rojo pegó primero: a los 40', Martín Cauteruccio aprovechó un pase en profundidad de Sarrafiore y anticipó al arquero Lucas Cháves para abrir la cuenta para el Rojo de Ricardo Zielinski.
Si bien la conquista fue anulada por Rapallini en primera instancia, el VAR terminó confirmando la posición lícita del uruguayo y concedió el gol para desatar la locura en Avellaneda.
A partir de allí el partido se rompió y el Rojo supo administrar esa ventaja, ante un Globo con pocas ideas, en un partido marcado por la paridad y el nerviosismo por lo que estaba en juego.
Incluso cuando se esperaba que Huracán fuera a buscar el encuentro, no ocurrió: el equipo se mostró tímido, errático y nunca hizo pasar zozobras al Rojo. Salvo algún acercamiento sin peligro, el equipo perdió el tiempo en el campo de juego mientras se le escapaba el partido.
Con la victoria, que vale más que tres puntos, Independiente se aleja de la zona de descenso y profundiza una crisis del Globo que parece no tener fin inmediato; tras la salida de Battaglia por la eliminación en la CONMEBOL Sudamericana tras una racha sin triunfos y la designación de Diego Martínez (que dirigirá el próximo encuentro), sumada a la fractura interna del plantel por las declaraciones de Tobio que generaron ruido, el equipo de Parque Patricios se ubica ahora apenas un punto por encima del abismo, hoy ocupado por un Banfield que puede pasarlo si logra derrotar a Argentinos.