Boca Juniors tiene por delante un 2024 muy particular sin la obsesión de la CONMEBOL Libertadores de por medio, pero con las obligaciones de siempre.
Tras la salida de Jorge Almirón luego de perder la final continental ante Fluminense, Juan Román Riquelme, nuevo presidente del club apostó por Diego Martínez, un entrenador que no trae tras de sí un gran palmarés o un pasado glorioso en el club, pero las herramientas necesarias para explotar los grandes recursos del plantel y darle mayor protagonismo al equipo en cada estadio, algo que no venía sucediendo en 2023.
Martínez tuvo una larga trayectoria como entrenador, en las juveniles del club y en todas las categorías del ascenso, hasta que pudo llegar a la máxima división, pero su filosofía siempre fue la misma, tener el protagonismo de los partidos.
Su trabajo en las formativas de Boca en la época del acuerdo con Barcelona, bajo las órdenes de Coqui Raffo lo llevó a viajar a La Masía, la 'fábrica' de cracks del blaugrana, donde adoptó muchos conceptos que utiliza hasta el día de hoy.
Allí se convirtió en un entrenador mucho más metódico. Inspirado en el trabajo del portugués Víctor Frade, 'Padre de la Periodización Táctica', le dio un sentido muy distinto a los entrenamientos.
"Privilegia el modelo de juego a partir de la idea del entrenador. Consiste en desarrollar grandes principios, en generar ejercicios, conductas y pautas que querés ver en tu equipo para que aparezcan el día del partido. Todas situaciones de juego que tengan que ver con la pelota. Antes hacíamos pasadas de 200 metros, era sólo correr; ahora se tiene que hacer eso con la forma de juego que uno pretende", explicó Martínez en una entrevista hace años.
Su semana en La Masía forjó su estilo para entrenar: "Me formé a partir de eso, de su modelo de juego y sus principios, el ataque, la defensa, las transiciones. Buscamos ejercicios para que aparezcan conductas que queremos trabajar. No entendemos el entrenamiento dividido en partes, sino en el trabajo conjunto de todas las áreas: la técnica, la táctica, la coordinativa, la psicológica. Y nosotros le agregamos algo que creemos importante: la pelota parada".
Estos conceptos son los que intentará impregnar en su Boca y que se pudieron ver en pasajes de los primeros amistosos del equipo.
Sin contar aún con el plantel completo, por ausencias clave como las de Ezequiel Fernández y Cristian Medina, dos potenciales titulares, sumado a Nicolás Valentini, el primer reemplazo en el pasado de Marcos Rojo, hoy lesionado, el Xeneize tuvo momento de buen juego en los partidos ante Gimnasia y Tiro de Salta y Talleres, ambos con victorias.
De lo que se pudo notar del primer Boca de Diego Martínez como diferencia con el de Almirón es la postura en la cancha, con una presencia mucho más elevada, iniciando la presión desde la salida del rival.
Otro punto esencial fue el trabajo de los laterales, proyectados hacia el ataque, sobre todo desde el costado izquierdo con la figura destacada de Marcelo Saracchi, protagonista de las jugadas de los primeros goles en ambos partidos.
Para Martínez la posesión de la pelota es vital, pero con el arco rival como el objetivo principal y no sólo para manejar el tiempo del partido. "Tenerla por tenerla no me interesa", es otra de las frases que definen al DT de 44 años.
Una de las características de los últimos años de Boca era la falta de explosividad y pecar de ser un equipo estático y lento en la construcción del juego. Este será de los principales puntos que deberá trabajar Martínez para modificar esto y hacer al equipo a su medida: intenso, protagonista y agresivo.
Un par de futbolistas que lo pueden ayudar mucho en esta tarea son Luca Langoni y Kevin Zenón. Langoni, con un 2023 oscurecido por lesiones a sus espaldas, tiene la motivación de volver a ser el futbolista clave que fue figura en 2022 del título del Torneo de la Liga y lo demostró en los amistosos, con asistencia a Bullaude en el gol ante Gimnasia y Tiro y gol frente a Talleres.
Por su parte, Zenón es uno de los dos refuerzos del equipo (el otro es Cristian Lema) y puede ser el apuntado a cubrir el cupo que dejó vacante Valentín Barco, quién dejó el club para irse al Brighton inglés por la cláusula de rescisión. El exUnión se caracteriza por su buena velocidad, traslado del balón y gran pegada, ya sea en pelota en movimiento o parada.
Este último punto es otro de los lemas fundamentales de Martínez: el trabajo del balón detenido. Ya en los amistosos se vio la influencia del trabajo en este rubro, con el tanto de la victoria ante la T, en la cabeza de Nicolás Figal.
Diego Martínez no tendrá en la espalda la pesada carga de la ansiada 'séptima', pero la CONMEBOL Sudamericana, puede ser la llave para destrabar la sequía internacional y el entrenador tiene los elementos y las herramientas necesarias para hacer de su Boca el equipo que desea.