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Reina el caos mientras que River Plate cae ante Palmeiras en una salvaje semifinal de la Copa Libertadores

Nacho Fernández fue el más afectado por la eliminación. EFE

El VAR se lo da y el VAR se lo quita
En 2018, River Plate entabló una remontada memorable en Brasil y llegó a la final de la Copa CONMEBOL Libertadores con la ayuda de un controvertido penal otorgado por el VAR contra Gremio. El martes, el recurso de la asistencia por video al árbitro fue el principal adversario de los gigantes argentinos mientras que no lograron completar su operación de rescate. Tras perder por 3-0 la semana pasada en casa ante el club brasileño, Palmeiras, River ganó el partido de vuelta por 2-0, y en la revisión podrían haber existido algunas quejas si hubiesen marcado la suficiente cantidad de goles para llegar a la final.

Sintiendo un enorme alivio, Palmeiras ahora podrá festejar como si fuera 1999 – la ocasión anterior en la que ganó la competencia – mientras espera al ganador de la otra semifinal entre sus rivales locales, Santos, y el equipo argentino, Boca Juniors.

Palmeiras coqueteó con el desastre, y gran parte de eso fue su propia responsabilidad. El entrenador, Abel Ferreira, retuvo el sistema que empleó en el partido de ida – funcionó en Buenos Aires, aunque su equipo tentó su suerte en el primer tiempo. Sin embargo, no fue la elección acertada para este partido. El lateral derecho, Marcos Rocha, fue desplegado más que nada como un defensor central por la derecha, un rol que no le sienta demasiado bien. Bajo presión – Palmeiras estuvo casi todo el partido bajo presión – quedó con un fondo de cinco, recostándose en su capacidad de contrataque, pero viéndose desprovisto de la posesión mientras que River apuntó a recuperar la pelota cerca del arco. Palmeiras se vio superado en números en el mediocampo central, permitiendo que River pudiera acelerar. Y, al igual que la semana pasada, estuvo recargado en su derecha, cediendo demasiado espacio al depredador lateral derecho de River, Gonzalo Montiel.

Hubo breves destellos de peligro de parte de los delanteros de Palmeiras, Luiz Adriano y Rony, pero River pasó la mayor parte del encuentro haciendo pases por el mediocampo brasileño, y desde el comienzo la defensa del equipo local se desplegó a lo largo y a lo ancho.

River logró marcar dos goles antes del descanso. El defensor central, Robert Rojas cabeceó al arco desde un corner, y después Nico De La Cruz fue con un cruce que enganchó Matías Suárez para que luego Rafael Santos Borré se metiera detrás de Rocha y marcara el segundo.

En el descanso, Ferreira sacó al mediocampista atacante, Gustavo Scarpa, e hizo entrar a Breno Lopes, dando un claro mensaje de que su intención era defender y aprovechar el contrataque.

Pero eso nunca sucedió.

Fue tráfico de una sola dirección, y poco tiempo después del reinicio, River empató el resultado total – o eso pareció en el momento. Fue una jugada por la izquierda, donde Fabrizio Angileri pateó un cruce al poste al que Montiel le dio con una volea. Y luego arrancó el show del VAR. Después de un largo tiempo de espera, a causa de un offside descubierto en una movida anterior, el gol fue invalidado.

Mientras se incrementaba la presión de River, Ferreira finalmente hizo el cambio que aseguró su mediocampo, pasando a Gabriel Menino del lateral para tener tres en el centro y permitir que Breno Lopes se encargue del costado. Esto agitó la marea y la cuestión parecía haber girado decisivamente a favor de Palmeiras dentro de los últimos 20 minutos cuando River sufrió la expulsión de Rojas. Esta fue otra decisión controvertida, pero no fue una propiciada por el VAR. La segunda amarilla de Rojas fue más bien un choque torpe antes que una falta cínica, pero el árbitro uruguayo, Esteban Ostojich, sacó la roja. Palmeiras había acumulado tarjetas y algunos jugadores, sobre todo el mediocampista, Danilo, estaban en la cuerda floja. Pero River fue el equipo que se encontró con uno menos, jugando con 10.

Sorprendentemente, no hizo la diferencia en cuanto al planteo del juego. Palmeiras se siente más cómodo en el contrataque – la semana pasada, no aprovecharon la media hora contra un equipo de 10 cuando podrían haber definido el partido – pero de todas maneras se vieron empujados hacia el fondo. Pronto llegó un penal para River, con Suárez cayendo ante el embiste de Alan Empereur. Montiel se estaba preparando para patear cuando el VAR intervino y determinó, quizá de manera correcta, que había habido muy poco o nada de contacto, y que Suárez se había dejado caer antes, en busca de la falta.

Pero River continuó. Weverton en el arco Palmeiras estuvo ocupado y, cuando se vio superado en el poste, tuvo la suerte de tener un hombre en la línea que pudo ir a su rescate.

Hubo tiempo para más controversia con el VAR en el décimo minuto del tiempo adicional. Santos Borré quedó detrás del defensor sustituto, Benjamin Kuscevic, y cayó desgarbadamente. Fue torpe. ¿Pero fue una falta? El árbitro volvió a recurrir a la pantalla.

Una definición muy importante estaba a punto de ser tomada, pero, sin dudas para el alivio del árbitro, otro offside fue descubierto al comienzo de la jugada y Palmeiras, aunque a los golpes, logró salir airoso. Su chance de alcanzar la gloria llegará el 30 de enero.

El martes por la noche, sin embargo, la mayor parte de la gloria fue para River Plate. Si este llega a ser el final – como tanto se ha estado especulando – de los seis años y medio de reinado del entrenador, Marcelo Gallardo, entonces se marchará con muy buenos resultados, lamentando que no haya podido ser un poco más para poder terminar arriba esta noche.