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A 10 años de la peor pesadilla de River: Promoción y descenso

La llegada de Marcelo Gallardo a River a mediados de 2014 fue el comienzo de uno de los momentos más importantes de la historia Millonaria. Una enorme cosecha de títulos, triunfos ante Boca y la conquista de la Copa Libertadores de 2018, justamente ante el clásico rival, son logros inolvidables para los hinchas.

Pero antes de la llegada del Muñeco y de esta etapa de gloria, River pasó por el peor momento de su historia. Vivió un hecho inesperado, inédito, que ningún hincha millonario hubiera imaginado ni en la peor de sus pesadillas: el descenso a la B Nacional, del que hoy se cumplen 10 años.

Un club como River, cuna de grandes futbolistas, acostumbrado a ganar cosas importantes, a jugar finales, se fue a la B. La frase resulta fuerte hasta el día de hoy, y resulta casi imposible entender que realmente el Millonario jugó en la B Nacional entre 2011 y 2012.

Pero esto ocurrió: desmanejos dirigenciales en las gestiones de José María Aguilar y Daniel Alberto Passarella, problemas económicos, refuerzos que en su mayoría no rindieron y malas campañas futbolísticas se convirtieron en un combo letal. Y llevaron al club de Núñez al peor de los abismos.

La historia había comenzado tiempo atrás. Allá, por el Apertura 2008 con Diego Simeone como entrenador, cuando el equipo terminó último en la tabla de posiciones. Luego, se sucedieron varios entrenadores y mediocres campañas (un interinato de Gabriel Rodríguez, Pipo Gorosito, Leo Astrada y Angel Cappa), hasta que en el comienzo del Clausura 2011 es ratificado en el cargo Juan José López.

El histórico volante millonario, integrante de un mediocampo de lujo que junto con Merlo y Alonso, asumió en lugar de Cappa en la fecha 13 del Apertura 2010. Contaba con la confianza del presidente Passarella.

Jota Jota debutó el 17 de noviembre de 2010, cuando venció a Boca por a 1 a 0 en el Apertura de ese año. ¿Qué mejor comienzo que un triunfo ante el clásico rival? El equipo pareció encontrar el rumbo con López en el banco: terminó cuarto el torneo y el Kaiser decidió ratificarle la confianza para el Clausura 2011, donde el principal objetivo era sumar puntos para escapar de la Promoción. Claro, nadie en River pensaba en el descenso en ese momento. Sí, se pensaba en sumar puntos para tratar de ser campeón.

El equipo, pese a los altibajos, llegó a liderar el torneo en las fechas 9 y 10. El promedio se miraba de reojo pero la campaña no daba indicios como para preocuparse. Sin embargo, a partir de la fecha 13 comenzó lo que se transformaría en una caída inevitable. La derrota por 2 a 0 ante All Boys fue el detonante, que se acentuó cuando una semana más tarde el equipo perdió 2 a 0 en La Bombonera y nada menos que ante Boca.

Tal vez en ese momento de definiciones, cuando comenzaba el tramo final del torneo, en una instancia donde no quedaba margen para el error, los fantasmas se hicieron más presentes que nunca. El descenso, lejano hasta ese momento, se volvió algo posible, algo real. Se palpaba en las tribunas el nerviosismo, los murmullos… el miedo. Toda esa angustia se transmitió hacia los jugadores. Y el equipo ya no volvió a ganar.

Cuatro empates consecutivos (1 a 1 ante San Lorenzo, 0 a 0 ante Olimpo, 1 a 1 ante Colón y 1 a 1 frente a Estudiantes), más la derrota del final 2 a 1 contra Lanús llevaron a River a jugar por primera vez una Promoción para mantenerse en Primera. La suerte, el destino, tampoco dio una mano: Olimpo, equipo recién ascendido, terminó haciendo una muy buena campaña y condenando a los Millonarios.

La Promoción ante Belgrano de Córdoba, que había terminado cuarto en la B Nacional, fue puro sufrimiento para River. Un equipo duro y combativo como el de Ricardo Zielinski, con la chance de mandar a un grande como el Millonario a la B, contaba con la tranquilidad y las motivaciones suficientes para afrontar esos dos partidos.

Para River, por el contrario, que no estaba acostumbrado a pasar situaciones como esas, la Promoción terminó siendo un verdadero calvario. En Córdoba, en el compromiso de ida, el equipo perdió 2 a 0. Faltaba la revancha en el Monumental: pese a que comenzó ganando 1 a 0 y no le dieron un claro penal (River contaba con ventaja deportiva y ganando por dos goles se quedaba en Primera), todo se fue haciendo cuesta arriba para los de Núñez. Belgrano lo empató con el recordado gol de Farré, luego Olave le atajó un penal a Pavone, y los minutos finales estuvieron demás. Sirvieron para agigantar la angustia, el sufrimiento dentro y fuera de la cancha.

El partido terminó suspendido a poco del final por incidentes graves en las tribunas, con los jugadores llorando en la mitad de cancha y un cordón policial protegiéndolos. Parecía mentira. Parecía increíble. Aún lo parece hoy, 10 años después. River había descendido a la B Nacional.