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Real Madrid: La importancia del deber cumplido en Champions

MADRID -- El Real Madrid se transforma en la Champions League. Lo que para muchos es algo mejorable por la falta de continuidad en otras competiciones, se convierte en una inercia complaciente para los merengues. El estadio, los jugadores, el equipo, los rivales… El Madrid nació para reinar en la Champions League.

Llegaba el Liverpool con ganas de remontar un imposible 5-2 y se quedó en eso, en ganas. Los de Klopp fueron sorprendidos por el Real Madrid más completo de la temporada: fuerte atrás y rápido en ataque. De hecho, Ancelotti sonreía desde el banquillo al comprobar cómo su equipo hacía efectiva esa frase en la que él mismo había insistido en los días anteriores al choque: “No quiero que bajen la guardia, ni ver exceso de confianza”.

El Real Madrid tiró del partido y supo sufrir cuando perdió el control del mismo en varias contras. Ahí, con el partido roto, es cuando los locales sufrieron más. Pero con Antonio Rüdiger y, sobre todo, Eder Militao, el Liverpool fue incapaz de perforar la meta de un Thibaut Courtois que sigue siendo un muro para todos.

Lo de Militao tiene mención especial. Sin empezar muy lejos esta temporada, el brasileño se ha erigido en uno de los mejores centrales del mundo. Actualmente es Top 3 en su posición por méritos propios y noches como la de ayer confirman esta teoría.

Dos nombres propios más. Primero, el de Eduardo Camavinga. El joven de 20 años va camino de hacer historia en la próxima década. Tiene un poso digno de alguien que lleva años en el fútbol de élite y, sobre todo, una calidad abismal que no para de crecer.

El otro nombre propio es el de Toni Kroos. La excelencia hecha fútbol demostró ayer que el alemán tiene cuerda para rato. Veremos qué decisión toma de cara a su futuro, pero el club quiere que siga otra temporada más ayudando a los jóvenes de la medular a ver cómo tiene que comportarse un medio centro de categoría.

El Liverpool tuvo arreones importantes, dignos de lo que no hace mucho tiempo fue este equipo. Sin embargo, la exigencia actual le obliga a que su futuro más inmediato pase por reforzar a un equipo que exige más. Por historia y por grandeza. Darwin Núñez es un jugador que irá a más, pero Diogo Jota o, en la segunda parte, Roberto Firmino, están lejos de ser lo que los reds necesitan para ayudar a Mohamed Salah a que no sea un oasis en la delantera. La baja de Luis Díaz, en ese aspecto, ha sido un mazazo que los scousers siguen echando de menos.

Lo raro de la victoria del Real Madrid es tener una noche tranquila. Con la renta de tres goles conseguida en Anfield, muchos socios temían un partido “complicado”. Lo fue, cierto, pero el oficio merengue en noches hechas a su medida consiguió mitigar el peligro inglés desde el principio.

Por delante espera ya el bombo de los cuartos de final en un sorteo en el que las palabras mayores se traducirán en sufrimiento europeo para ver si el Madrid sigue en la línea mostrada contra el Liverpool o si, por el contrario, se contagia por la imagen dada en LaLiga hasta la fecha.