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Mbappé, inalcanzable, sentencia el boleto a cuartos del PSG

Kylian Mbappé marcó un doblete monumental, liderando, con una solemnidad indiscutible, el paseo del campeón francés ante una Real Sociedad impotente.

Kylian Mbappé llegó a San Sebastián habiendo marcado 32 goles en 33 partidos oficiales con el PSG esta temporada y se marchó de regreso a París con un doblete monumental para sumar tantos goles como partidos jugados. Liderando, con una solemnidad indiscutible, el paseo del campeón francés ante una Real Sociedad impotente. De principio a fin.

A la Real le duró la ilusión de remontar el 2-0 de París apenas un santiamén. En cuanto el equipo de Luis Enrique le tomó las medidas al terreno de juego se entendió una misión imposible darle la vuelta a la eliminatoria. Y a la que Mbappé aceleró se acabó el sueño.

Le regaló a los nueve minutos una asistencia magnífica a Barcola (salvada por Remiro) tras dejar a medio camino en la carrera a Traoré y al cuarto de hora ya dejó vista para sentencia la eliminatoria con un latigazo espectacular tras controlar y quebrar en el área como quiso.

El astro francés fue una auténtica pesadilla, un búfalo inalcanzable para las esperanzas de una Real Sociedad que asistió impotente a su exhibición en cuentagotas. Porque Mbappé jugó a ratos. Los precisos, los necesarios para sumarse a la superioridad global evidente del PSG, tan por encima física como futbolísticamente al equipo de Imanol, que se despidió de Europa aceptando su papel testimonial.

Si el pase a los cuartos de final se había solventado ya durante la primera parte, Mbappé decidió que la clasificación debía cerrarla ganando. Y apenas jugados once minutos del segundo tiempo, en los que la Real se fue arriba con más ganas que ideas, el astro sentenció el triunfo, recibiendo a la carrera un pase largo de Kang-In Lee, dejando muy atrás por velocidad a Zubeldia y engañando con el cuerpo a Remiro en el momento del disparo.

Entregada la hinchada de Anoeta a la evidencia, a la Real solo le quedó tirar de orgullo en una media hora final que se le hizo eterna. Pudo acortar Turrientes, que se encontró con un enorme Donnarumma, y otra vez ante el meta italiano se estrelló André Silva. Hasta que en el último suspiro Mikel Merino sí acertó a marcar.

Salvó la honra la Real Sociedad con ese gol a última hora, pero nunca tuvo opción de pelearle la clasificación al PSG, que a los mandos de un soberbio Mbappé pasó por San Sebastián como un meteorito. Dos goles y la sensación de ser el futbolista más diferencial que existe hoy en el concierto europeo.

Con permiso, claro, de Haaland. O sin él.