El mexicano Santiago Giménez no pudo estar en el partido de la Champions League debido a una lesión
El primer partido como local de la historia del Girona en la Champions League, este miércoles con el Feyenoord neerlandés, se saldó con una amarga derrota para el equipo de Míchel Sánchez, que se marcó dos goles en propia portería ante un rival que solo chutó dos veces entre los tres palos, perdió por lesión a Viktor Tsygankov y falló un penalti y enlazó el sexto encuentro sin ganar.
El Feyenoord, con gol de Antoni Milambo y autogoles de Yangel Herrera y Ladislav Krejci, se redimió del 0-4 encajado contra el Bayer Leverkusen a costa de un Girona necesitado en LaLiga y en la Champions. En la primera jornada de esta Fase Liga ya se quedó a las puertas de puntuar porque cedió en casa del Paris Saint-Germain en el minuto 90.
El equipo perseguía una victoria histórica y también balsámica para recuperar la confianza y las sensaciones y poner fin a las dudas y a su mala racha, pero volvió a caer.
Sonaron las notas del himno de la Champions League en Montilivi, estadio de Primera Catalana hace no tanto, 25 años, y los jugadores del Girona se adueñaron de la iniciativa. En el minuto 6 Timon Wellenreuther protagonizó una parada providencial para repeler un fuerte disparo desde dentro del área de Viktor Tsygankov.
Acto seguido, el atacante ucraniano no llegó por centímetros a una pelota de Arnau Martínez desde la derecha, en una gran jugada colectiva de un Girona ambicioso y vertical. Los locales mandaban y también buscaron el gol en un disparo de Bryan Gil y un cabezazo de Donny van de Beek, dos de las novedades en el once.
El cuarto saque de esquina local llegó cuando solo se habían disputado 19 minutos y propició el primer gol de la historia del club catalán en la Champions League. Siempre llevará la firma de David López, que recogió el rechace de la defensa a un cabezazo de Bojan Miovski para desatar la euforia entre la afición rojiblanca.
El 1-0 fue un premio merecido para el Girona, pero cuando lo tenía todo a favor apareció la mala suerte. Primero el Feyenoord empató con un autogol de Herrera al introducirse la pelota en su propia portería en una falta lateral sin aparente peligro y acto seguido perdió por lesión a Tsygankov, MVP en la primera media hora.
Fueron dos jarros de agua fría consecutivos que helaron al estadio y aún más al equipo, tocado. Cumplida la media hora David López cometió un grave error en la construcción de la jugada y regaló la pilota al Feyenoord, con las líneas adelantadas: Quinten Timber cortó y Paixao dejó a Milambo solo ante Paulo Gazzaniga. No perdonó.
Y la cosa aún pudo ser peor para el Girona porque dos minutos después falló Gazzaniga: Iván Martín recibió un pase suyo con Timber encima y no pudo hacer más que derribar al rival, cometiendo penalti. El 1-3 hubiera sido casi definitivo, pero el argentino se redimió de su error. Paró el penalti de Ayase Ueda al lanzarse a su izquierda.
La segunda parte no empezó mejor para el Girona, superado por las adversidades: Arnau apareció en su área para birlarle el balón 'in extremis' a Ueda cuando ya se había zafado de David López e iba a armar la pierna para tirar. Sí tuvo suerte en el minuto 50, cuando un pase de la muerte de Van de Beek se convirtió en el 2-2 tras rebotar en Dávid Hancko, pero la suerte no fue completa: el árbitro señaló un fuera de juego milimétrico del futbolista neerlandés a instancias del VAR cuando el Girona ya volvía a sonreír.
Montilivi volvió a quedarse a un paso del gol en el minuto 67 de un partido trepidante. Porque Wellenreuter cometió un torpe penalti sobre Miovski al intentar detener un centro de Bryan Gil en dos tiempos, pero el disparo hacia la izquierda del delantero normacedonio, fichado como relevo de Artem Dovbyk, se estrelló contra el portero.
Parecía que no llegaría nunca, pero el 2-2 acabó cayendo en el 73': Arnaut Danjuma se internó en el área por la izquierda y asistió a Van de Beek para que restableciera el equilibrio y diera alas al Girona. Acto seguido, Míchel recurrió a Yáser Asprilla y a Cristhian Stuani para dejar claro que Montilivi ansiaba los tres puntos.
Pero no era la noche del conjunto catalán, que en el minuto 79 recibió el enésimo y ya definitivo golpe. Ladislav Krejci firmó el 2-3 en propia al intentar desviar un centro de Dávid Hancko. No dejó de perseguir el gol, por vía de Stuani e incluso de Gazzaniga, pero no lo encontró.