El Barcelona de Messi también sabe jugar sin Messi. Al menos supo hacerlo y demostrarlo este miércoles ante el Inter de Milán, en un excelente ejercicio solidario de futbol, innegociable en el compromiso y la presión y hasta brillante en la ejecución. Mostró algún desajuste defensivo, nada nuevo este curso, pero superó con nota el primer y exigente examen.
Clamó la hinchada azulgrana el nombre de su ídolo durante algunas fases del partido, en su parte final de manera coral y generalizada, pero pudo sonreir tranquilo la Pulga viendo el desempeño de sus compañeros en el campo, tal como feliz se marcharon los aficionados con la victoria y, más aún, la excelente versión futbolística del grupo de Valverde.
La Messidependencia que se respira alrededor del Barça es de tal calibre que la ausencia del astro argentino provoca un pavor absoluto. Da igual Coutinho, Busquets, Rakitic o Suárez. O Piqué… Da igual un mundo porque todo el discurso mediático instalado alrededor del Camp Nou convierte la ausencia de Leo en un drama.
Y rebelándose contra esa sensación el Barça más coral quiso reivindicar que hay vida más allá de Messi. Dar cuenta que Messi es el crack, el líder y el capitán mágico del futbol, pero que ellos, sus compañeros, no son mancos ni cojos. Y que este equipo, entregado a la causa, tiene cosas que decir.
Lo demostró en una primera parte a ratos primorosa, dándole la razón a Spalletti, quien advirtió en la previa que la personalidad futbolística del Barcelona se entiende a través de la pelota, la combinación, el pase, la posición… Un juego de posición que le premió con el gol de Rafinha a pase de Suárez. La demostración de que el goleador puede ser asistente para que el asistente se convierta en goleador.
Se vino arriba el Inter en la segunda mitad, presionó más arriba y avisó a Ter Stegen, pero quedó, a la conclusión, la sensación de que este Barça coral, colectivo y solidario es capaz de sobrevivir a la ausencia de Messi.
La pregunta, inevitable, es ¿de qué es capaz este equipo, con este ímpetu y empuje, con Messi? La mejor versión del Barça convirtió en su día a Leo en la guinda del pastel. La estrella más rutilante en apoyo de un conjunto magnífico. Y ése sería el objetivo a perseguir por Valverde: convertir, otra vez, a Messi en la guinda del pastel y no en el pastel entero.
De momento, sin él en el escenario, ante el Inter sus compañeros mostraron que se puede confiar.