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Pese al triunfo, la decepción invadió al Barcelona en Praga

PRAGA -- Malas caras, reproches en privado, silencio en público y enfado. Nadie diría que el Barcelona ganó en Praga y catapultó sus opciones en la Champions viendo cómo abandonaron sus jugadores el Eden Arena a la carrera, ignorando a los periodistas en la zona mixta, llegando a salir escondidos algunos e incrédulos, confirmó a ESPN Digital una fuente cercana al vestuario, al conocer las palabras de Ter Stegen, interpretadas como un aviso en toda regla a sus compañeros.

Lionel Messi, quien abandonó el césped a la carrera, sin despedirse de los rivales ni de la propia afición del Barça presente en el estadio, Suárez, Piqué y Arturo Vidal y Jordi Alba burlaron el pasillo que conducía a los jugadores hasta el autocar por delante de los periodistas. Y nadie quiso pararse a hablar en una zona mixta donde las críticas de Ter Stegen ya eran ampliamente conocidas.

Si Valverde edulcoró su discurso en la sala de prensa, constatando que en Europa “hay que saber sufrir y a veces bajar al barro”, en el vestuario, de puertas adentro, se constató tanto la decepción del entrenador por el descontrol al que se entregaron sus jugadores en la segunda mitad, “más aún después de lo hablado en el descanso”, como entre varios futbolistas, decepcionados por la poca colaboración que contemplaron en alguno que otro compañero.

“No se pueden perder tantos balones. Pero cuando se pierden hay que reaccionar rápido, estar atentos y ayudarse en la recuperación”, trasladó el técnico a los jugadores en el intermedio del partido, sin sospechar que la segunda mitad sería poco menos que un calco de la primera. Y alucinando con la recta final, quince minutos últimos en los que el Slavia arrinconó de manera obscena a un Barça que se defendió como buenamente pudo.

LIDERATO Y AVISO
El aplazamiento del Clásico frente al Real Madrid puede provocar que el Barça ceda el liderato de la Liga, pero habiendo sumado cinco victorias consecutivas desde el 0-2 en Getafe del 28 de septiembre la imagen mostrada en Praga se pretende utilizar como un aviso, serio pero sin dramas, de la necesidad de mantener el ritmo y ambición desde el primer y hasta el último minuto.

“El partido comenzó estupendamente. Y además del gol, los primeros 15 minutos fueron muy buenos”, señaló la misma fuente, entendiendo que entre los jugadores se “contagió la sensación que el partido estaba totalmente controlado... Y por ahí se empezó a perder el control”.

Se quiso remediar en el intermedio pero, lejos de ello, aumentó esa sensación en la segunda mitad para que, al acabar el partido, con Valverde manteniendo la frialdad y tranquilidad, más de uno de sus jugadores mostrase en el vestuario su disgusto.

“El descanso vendrá bien. Habría sido bueno jugar el Clásico ahora, por todo lo que significa y por las ganas de enmienda, pero igualmente, un punto de desconexión y tranquilidad será beneficioso”, sostuvo la misma persona, convencida de que, en el fondo “el mal rollo que se ha visto es hasta bueno”.