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Champions League: ¿Será este el año que PSG rompe la maldición?

Fue un domingo tranquilo en el Camp des Loges, complejo de entrenamientos del Paris Saint-Germain ubicado en el bosque de Saint-Germain-en-Laye, pequeña ciudad al oeste de la capital francesa. El día estaba soleado, aunque un poco frio, y había sonrisas por doquier. La victoria sabatina 4-1 como visitante ante el Estrasburgo fue sumamente positiva, no solo porque recortaba la brecha con el Lille, actual líder de Ligue 1 (el PSG tiene tres unidades de desventaja, faltando seis partidos por disputar), sino porque también implicaba prepararse de la mejor forma posible para el partido de vuelta de cuartos de final de Champions League, a disputarse este martes contra el Bayern Munich.

La ida fue algo especial en cuanto a dramatismo, giros de trama, tensión, presión y el resultado. El PSG ganó la batalla de Múnich 3-2, pero la pelea no ha terminado. El director técnico de los parisinos Mauricio Pochettino y su plantel lo saben muy bien, justo desde el momento cuando el árbitro Antonio Mateu Lahoz sonó el silbato por última vez bajo la copiosa nieve.

No se produjeron grandes celebraciones en el vestuario de visitantes del Allianz Arena; sólo felicidad, alivio y orgullo por haber propinado a los gigantes de la Bundesliga su primera derrota en Champions en más de dos años. No muchos equipos acuden hasta allá y vencen, mucho menos marcando tres goles. Sin embargo, eso fue precisamente lo que hicieron los parisinos, incluso a pesar de haber sido dominados en la cancha: el Bayern sumó 31 remates (12 a puerta) contra 6 del PSG (5 al arco), obligando a cometer 10 atajadas y cobrar 15 tiros de esquina, disfrutando del 64 por ciento de posesión.

“A veces, hay que sufrir para ganar los partidos importantes”, expresó Kylian Mbappé a la televisión francesa después del encuentro. También tenía razón. El prodigio nacido en París fue la figura de la noche, convirtiendo su séptimo y octavo goles de la presente edición de la competición, a ambos lados del inteligente remate de Marquinhos. Presnel Kimpembe estuvo sentado al lado de Mbappé en el camerino y después de su actuación, se pudo notar que el defensa veía al delantero como si fuera una de las Siete Maravillas del Mundo.

Para asegurarse de que los jugadores del PSG no se dejaran llevar excesivamente por su victoria, cuando el presidente del club Nasser Al-Khelaifi ingresó al vestuario para felicitar al plantel, les recordó que “éste es apenas el primer tiempo, aun tenemos una segunda mitad por jugar”.

Neymar, quien estuvo sentado al lado de Angel Di María, lo sabía muy bien. Esta es la clase de partidos en la que él ha hecho grandes aportes, y en los que se espera que cumpla, y así lo hizo. Trabajó duro por su equipo, a pesar de que su nombre no figuró entre los goleadores, aportando dos asistencias perfectas para los dos primeros tantos del PSG. Su labor no está completa: suspendido para el partido contra el Estrasburgo, el delantero brasileño pasó el fin de semana en Camp des Loges entrenando y trabajando en su condición física. La suerte del PSG en esta edición de la Champions League depende en gran medida de él, y tendrá un papel importantísimo por desempeñar este martes, ya que es probable que su equipo pase toda la noche persiguiendo el balón.

Nadie lo admitirá dentro del club o del vestuario, pero todos han pensado en la vuelta desde la conclusión del primer encuentro. Antes, durante y después de la victoria contra el Estrasburgo, el Bayern estaba en mente de todos. Es probable que el club haya recibido un fuerte espaldarazo a la hora de hacer su convocatoria: el cuerpo técnico esperaba que Marco Verratti y Alessandro Florenzi, quienes dieron positivo por COVID-19 antes del partido de ida, estuvieran disponibles para ser llamados para jugar la vuelta, y sus pruebas más recientes dieron negativo, lo que representa un fuerte impulso para los campeones de Francia. Por su parte Marquinhos, quien debió abandonar la cancha a los 30 minutos de la ida debido a una lesión inguinal, tenía previsto someterse a pruebas físicas el lunes y parece poco probable que pueda saltar a la cancha.

Esta temporada, al igual que todas las transcurridas desde que la organización Qatar Sports Investments adquiriera el club en el verano de 2011, tiene como objetivo ganar el título de Champions League. Estuvieron muy cerca de lograrlo en la pasada temporada, aunque cayeron 1-0 ante el Bayern en una final en la que el PSG tuvo mayores oportunidades de convertir. Entonces, no sorprende que los parisinos quieran volver a intentarlo. Eliminar a los campeones defensores también serviría de advertencia a los equipos que sobrevivan a los cuartos de final, con el ganador del cruce entre PSG y Bayern enfrentándose a Borussia Dortmund o Manchester City entre los cuatro finales.

Al igual que Neymar, Mbappé será una de las claves (quizás la más importante) del PSG este martes. El francés ha convertido siete goles en sus últimos cinco encuentros vistiendo la camiseta del PSG: fue imparable en Múnich, tal como se mostró contra el Barcelona en octavos de final. Sin embargo, la plantilla intenta mantener la tranquilidad: el domingo, Mbappé condujo varias rutinas suaves de calentamiento, mientras Moise Kean y Thilo Kehrer se enfrentaron en un duelo de baile en el gimnasio.

Varias fuentes han indicado a ESPN que Mbappé sigue reflexionando sobre sus intenciones de extender o no su actual contrato con el club. Las negociaciones mantienen su curso y son productivas, según informan las fuentes, aunque se trata de apenas el más reciente reporte de la que podría ser una larga saga. Tras el encuentro de ida, el director deportivo del PSG Leonardo afirmó a la cadena Sky Italia sentirse confiado con respecto al curso de las conversaciones con su jugador: “Creo que pronto tendremos noticias que nos alegrarán a todos”.

El hecho es que una clasificación a la semifinal de Champions, que llegue con la percepción de que el PSG puede competir legítimamente en dicha competición todas las temporadas, serviría de fuerte impulso para convencer a Mbappé de que permanezca dentro del club. Sin embargo, por el momento tanto Mbappé como el club se encuentran totalmente concentrados en terminar la temporada de la mejor forma posible. Desean ganarlo todo y hacerlo desplegando un juego brillante.

Y los hinchas desean lo mismo. Obviamente, no se les permitirá acceder al estadio este martes, pero si querrán hacer mucho ruido en los alrededores del Parc des Princes. Adentro, se harán notar gracias a un gigantesco tifo que será revelado instantes antes de comenzar el encuentro. Los aficionados esperan que la extensa pancarta inspire a los jugadores y les aporte fuerzas durante la totalidad de los 90 o 120 minutos.

En la presente campaña, el PSG ha anotado 101 goles entre todas las competiciones, una hazaña que no muchos equipos han logrado. Y si pueden sumar unos cuantos tantos más a la lista en el encuentro del martes, habrán asegurado su presencia entre los cuatro finales de Champions League por segunda temporada consecutiva. Logro nada sencillo, considerando que no habían llegado a dichas instancias desde la temporada 1994-1995. Tras la derrota en la final de Champions de agosto pasado contra el Bayern, su revancha está a medio hacer.

El árbitro en París será el italiano Daniele Orsato, quien también ofició en la final del torneo anterior. ¿Mal presagio? Lo sabremos este martes.