Con diez días de separación pudimos ver las dos caras de Neymar en juegos de capital importancia
Este martes que analizaba el juego de vuelta entre PSG y Bayern Múnich recordé una frase que leí días atrás del exfutbolista francés Ludovic Giuly cuando comparó a Neymar y a Ronaldinho: “Lo tienen todo para llegar a lo más alto, pero no lo dan todo para alcanzar la cima. Son de la misma naturaleza”. Lapidario.
Giuly jugó con Ronaldinho en el Barcelona su época más brillante, de 2004 a 2007. Sabe de lo que habla. Comprobó de primera mano su talento desbordante, y también la contracara que le dio elementos para pintarlo de cuerpo entero. Sí, Neymar tiene mucho de Ronaldinho. Para bien y para mal.
Con diez días de separación pudimos ver las dos caras de Neymar en juegos de capital importancia para el PSG. El 3 de abril que enfrentó al Lille, con el liderato de la Ligue 1 en disputa, vimos al Neymar bravucón, que constantemente finge faltas para engañar a los árbitros, el que sabiéndose amonestado se trenzó a los empujones con Tiago Djalo y se ganó con justicia la expulsión. Su equipo perdió el juego y la punta de la L1. Según reportes esa noche, después del juego, se fue a jugar póker para ahogar las penas.
Días después, jugando al futbol, subrayo jugando al futbol, fue decisivo para eliminar de la UEFA Champions League al poderoso Bayern Múnich. Si tan solo se dedicara a eso con disciplina y profesionalismo, sería el heredero legítimo al trono de Cristiano y Messi, porque recursos le sobran. Es un auténtico crack. Lado A y lado B en cuestión de días.
Neymar piensa y ejecuta a una velocidad superior. Te liquida en el espacio largo, también en corto, finta una, dos veces, y cuando menos lo esperas revienta un disparo letal como lo hizo minutos antes de que el Bayern se adelantara en el juego de vuelta. El poste le negó dos veces el gol. O asiste a Mbappé como lo hizo en el juego de ida en la gélida Múnich. Si tan solo se dedicara a jugar.
Muy pocos equipos en el mundo pueden tener juntos a Neymar y Mbappé. Tal vez solo el PSG y no por mucho tiempo más. Estamos hablando de 400 millones de euros de valor de mercado, una locura. El del miércoles ha sido apenas el octavo juego de eliminatoria directa en que han estado juntos desde 2017. Para lo que han pagado y el potencial que tienen, es poco.
Mbappé es siete años más joven que Neymar y parece haber tomado una decisión respecto a su futuro, el Real Madrid.
Neymar con 29 años ha desperdiciado una etapa muy valiosa, la mejor de su carrera. Lo mismo le pasó a Ronaldinho. Esta temporada lo vuelve a tener todo para llegar a lo más alto. Todo lo que tiene que hacer es dedicarse a jugar al futbol. Nada más eso.