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Rusia lamenta el traslado de la final de la Champions League: "Había condiciones agradables para la fiesta del futbol"

Preguntado sobre si el Kremlin considera la decisión de la UEFA es un politización del deporte, Dmitri Peskov, portavoz ruso respondió: "No, yo no diría eso"

Rusia lamentó hoy la decisión de la UEFA de trasladar a París la final de la Champions League que debía disputarse el 28 de mayo próximo en San Petersburgo.

"Es una pena, desde luego, que se haya tomado esa decisión", declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en rueda de prensa.

Agregó que San Petersburgo, la segunda ciudad del país, estaba en condiciones de ofrecer "condiciones agradables y confortables para la celebración de esta fiesta del fútbol".

Preguntado sobre si el Kremlin considera la decisión de la UEFA es un politización del deporte, Peskov respondió: "No, yo no diría eso".

El Comité Ejecutivo de la UEFA , convocado ayer de manera urgente tras la incursión militar rusa en territorio de Ucrania y "la grave escalada de la situación de seguridad en Europa", comunicó esta medida después de condenar enérgicamente la acción del ejército de ruso.

El Ejecutivo, del que forman parte entre otros el presidente de la Federación Rusa, Alexander Dyukov, y el de la Ucraniana, Andrii Pavelko, también decidió que los clubes y las selecciones nacionales rusas y ucranianas que compiten en competiciones de la UEFA deberán jugar sus partidos en casa en sedes neutrales hasta nuevo aviso.

En un comunicado, la UEFA mostró su agradecimiento y reconocimiento al presidente de Francia, Emmanuel Macron, por su apoyo personal y su compromiso para que el partido más prestigioso del fútbol de clubes europeo se traslade a Francia en un momento de crisis sin precedentes.

El cambio de sede supone un impacto de unos 60-70 millones de euros en la ciudad de nacimiento de Vladimir Putin, una importante inyección económica que ya no percibirá por albergar el partido más importante del año a nivel de clubes.

Iba a ser el gran evento a nivel de clubes del San Petersburgo Arena, un estadio carísimo y cuya construcción llevó más de una década. Desde que se puso la primera piedra en 2007 hasta que se inauguró transcurrieron más de diez años.

Se invirtieron unos 800 millones de dólares y su construcción se llevó a cabo con las dudas y la incertidumbre de dónde procedían tanto los fondos como la mano de obra encargada de levantar el templo del Zenit.

Un proyecto faraónico que desembocó en uno de los estadios más modernos del país, con capacidad para 70.000 espectadores, techo retráctil y situado en una isla bañada por el río Neva.