BELO HORIZONTE (Enviado especial) -- Una estrategia tan vieja como lamentable. Una práctica que sigue vigente con el correr de los años sin que nadie logre evitarla.
A la Selección Argentina le complicaron el sueño en la noche previa de la esperada semifinal de la Copa América frente a Brasil. En las inmediaciones del hotel de Belo Horizonte que aloja al plantel explotaron bombas de estruendo durante la madrugada.
También llamó la atención que las alarmas de los despertadores de las habitaciones suenen sincronizadamente entre las 6 y las 7 de la mañana. ¿Fue una falla generalizada o una mano traviesa?
"Tengo la información de que hubo, sí, un momento de estruendos, pero fue una cosa rápida y la noche fue tranquila. No hubo ningún problema. Según informaciones de la policía 24 horas, no hubo interrupción del sueño de las personas que allí estaban. Si pensamos que es una 'final', claro que puede haber cohecho por la ciudad", aseguró Flávio Santiago, portavoz de la Policía Militar de Minas Gerais, en una entrevista con ESPN Brasil.
Lo cierto es que este tipo de situaciones es mucho más habitual de lo que se cree. Le pasó a Independiente el año pasado en San Pablo, antes de la revancha de octavos de Libertadores ante Santos en el Pacaembú. Le sucedió a Boca Juniors, en la previa del duelo contra Cruzeiro, también en Belo Horizonte. Y le ocurrió a River Plate en la última visita a Gremio de Porto Alegre.
En el momento en que la Selección Argentina necesitaba llegar descansada y concentrada al clásico, algunos torcedores hicieron de las suyas.
Los antecedentes marcaban que podía llegar a repetirse y sucedió, sin que nadie lograra evitarlo. Una fórmula "clásica" que no siempre logra su cometido cuando empieza a rodar la pelota.