En 1703, el zar Pedro el Grande decidió descentralizar la capital del Imperio ruso y la trasladó al norte, más cerca de Helsinki que de Moscú. Así nació la ciudad de San Petersburgo, centro neurálgico de la Rusia imperial desde comienzos del siglo XVIII hasta la Revolución de 1917. Desde hace casi un siglo, esta ya no es la capital política de la nación, pero sí es donde se desarrolla el mejor fútbol. Por eso, tendrá una importancia muy grande durante la actual Copa Confederaciones y la próxima Copa del Mundo 2018.
FK Zenit de San Petersburgo es el equipo más ganador del último lustro en el fútbol ruso. De las últimas seis temporadas, se coronó campeón en tres y finalizó siempre en el podio. También es el mejor representante del país en las competencias internacionales y el más poderoso en lo económico. En esto tuvo mucho que ver la empresa estatal Gazprom, que desde 2005 es el accionista mayoritario, capaz de invertir en la formación del plantel lo mismo que cualquiera de los grandes del continente.
Fiódor Dostoyevski, uno de los ciudadadanos petersburgueses más ilustres, afirmó alguna vez: "lo que necesita Rusia es más Rusia, no más Occidente". La ciudad que transformó en su hogar es pura Rusia. En sus calles se respira la cultura nacional como en pocos sitios. La arquitectura, el arte y cada uno de sus rincones sirven para sintetizar la historia de Rusia. A pesar de que es la metrópolis más joven de Europa, en poco más de tres siglos se ganó una identidad incuestionable.
El fútbol ruso como tal nació en San Petersburgo. En la isla Vasilievsky se disputó el primer partido, en octubre de 1897. De esta manera lo documentó un diario local: "La idea del juego es que un grupo de jugadores trata de introducir una esfera en el arco contrario utilizando los pies, la cabeza, todo lo que se pueda, exceptuando las manos. El campo de juego estaba sucio y los señores deportistas de uniforme blanco corrían por el barro dándose espaldarazos contra el suelo. Todo esto acompañado de una descontrolada mofa de los espectadores".
Ocho años más tarde, en 1901, se llevó a cabo la primera liga regional, que fue el modelo que siguió Moscú varios años después. La ciudad todavía se llamaba Petrograd cuando tres clubes protagonizaron el primer campeonato del país. Nevka, un equipo formado por obreros escoceses, se coronó campeón tras superar a Victoria y a Nevsky. Un año después se sumó Sport y en 1903 Neva. Como en todo el mundo, los británicos fueron quienes impulsaron el crecimiento de este juego entre los trabajadores de los diversos sectores productivos. Así, en los centros urbanos, se desarrolló la actividad.
La mayoría de estos clubes desaparecieron con el correr de los años y algunos se fusionaron para darle vida a los dos representantes más grandes de la ciudad en las últimas décadas: Zenit y Dínamo. El actual campeón nacional fue fundado en 1925 con el nombre de Stalinets, aunque sus orígenes se remontan a 1914, cuando nació un club llamado Murzinka, el antecesor de Zenit. En tanto, el estado soviético fundó el Dínamo en 1922.
En la primera edición de la Liga soviética, disputada en 1936, el representante de la ciudad de Leningrado (otro de los antiguos nombres de San Petersburgo) fue Dínamo, que finalizó en la penúltima ubicación. Su similar moscovita se consagró campeón tras ganar los seis partidos.
El fútbol petersburgués no tuvo grandes éxitos durante la época soviética. De hecho, sólo consiguió un título: en 1984 gracias a Zenit. El equipo había hecho su debut en 1938 y en 1944 ganó una Copa jugada durante la Segunda Guerra, que no tiene carácter oficial. En 1967 descendió a la segunda división, pero la organización entendió que no era inteligente que la segunda ciudad del país se quedara sin club en el año del 50 aniversario de la Revolución.
Tras el colapso de 1991, San Petersburgo logró recuperar su lugar en el escenario futbolístico de forma paulatina. Los clubes de Moscú y Kiev ya no tenían el total apoyo del Partido y eso benefició a los demás. Zenit ya era el único representante de la ciudad en primera división cuando logró su segundo título nacional en 2007. Al año siguiente ganó la Copa de la UEFA y se convirtió en el principal club del país, por logros y por prestigio internacional.
El estadio más importante de la ciudad es el Petrovsky, que fue inaugurado el 5 de julio de 1925, con un triunfo 5-1 del combinado de Leningrado sobre Kharkov. Durante la Segunda Guerra Mundial fue casi totalmente destruido y tuvo que ser reconstruído. Aunque desde su edificación fue la cancha más importante de San Petersburgo, el estadio S.M. Kirov también supo acoger partidos importantes. Es en su lugar donde se está construyendo el Zenit Arena, un escenario con capacidad de 69.501 que será utilizado en la Copa Confederaciones y en el Mundial.
Uno de los jugadores petersburgueses más destacados de la historia es Oleg Salenko, el hombre que posee el récord de mayor cantidad de goles convertidos en un partido mundialista. En Estados Unidos 1994 convirtió cinco tantos en la goleada 6-1 de Rusia sobre Camerún y se consagró máximo goleador del certamen. Más aquí en el tiempo se destaca Andréi Arshavin, figura de la Selección que fue semifinalista de la Euro 2008. Del plantel actual, sólo Ígor Denísov nació en esta ciudad.
En definitiva, San Petersburgo tiene una trascendencia muy grande en la historia y el presente del fútbol ruso, a pesar de que no cuente con la cantidad de títulos ni de representantes de su vecina del sur. Es una sede clave de la Copa Confederaciones y será una de las dos ciudades más importantes de la Copa del Mundo, por cantidad de partidos que allí se disputarán y también porque sus calles marcarán el pulso del gran torneo. Como marcan el pulso de la vida cotidiana rusa.