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Las frases que marcaron el Superclásico del "muletazo" de Palermo por la Libertadores

Hay partidos, momentos, hazañas que dejan huella. Y vaya si lo fue para Boca la goleada por 3-0 sobre River del 24 de mayo de 2000, en La Bombonera. Esa noche, el "muletazo" de Martín Palermo quedó en la historia y el Xeneize se lució en casa con una victoria realmente inolvidable.

ESPN.com con un repaso de las frases que marcaron ese triunfo.

La frase del Tolo Gallego que marcó el Superclásico

Ambos tenían grandes equipos y se enfrentaban por los cuartos de final de la mítica Libertadores, en un Superclásico más que especial. En la ida, en el Monumental, River había ganado 2-1, con goles de Juan Pablo Angel y Javier Saviola, mientras que Juan Román Riquelme había convertido su primer tanto oficial contra el rival de siempre.

Carlos Bianchi fue el gran estratega y mentor para el retorno de película de Palermo. Días antes comenzó a manejar como una posibilidad concreta la presencia del romperredes. Y eso le valió una gastada de parte de Américo Rubén Gallego, el DT del Millonario, en una conferencia de prensa previa.

Verborrágico, el "Tolo" Gallego se mostró locuaz en la previa. "De Boca no me preocupa nada. Y otra cosa: si ellos ponen a Palermo en el banco, yo lo pongo a Enzo (por Francescoli, ya retirado), así que no hay problema”, dijo el técnico. Y ese final fue acompañado por un coro de risas, festejando la ocurrencia.

Es que el talentoso uruguayo ya se había retirado en 1997, tres años antes. Comparar a Francescoli con Palermo, el temible goleador xeneize, fue un gran error, una provocación que sin dudas, del otro lado, fue tomada como un incentivo extra.

Palermo llevaba seis meses sin jugar. El "Titán" se venía recuperando de una rotura de ligamentos sufrida en noviembre de 1999, frente a Colón, cuando había marcado el gol Nº100 con la camiseta azul y oro. Se dudaba sobre su presencia y hasta parecía una broma. Quizá las palabras de Gallego despertaron en el "Virrey" y en Palermo una motivación especial. Tocaron el orgullo del jugador en una comparación innecesaria: Francescoli ya no jugaba y el delantero aún tenía mucho para dar en su carrera.

Con Boca ganando 1-0 y las pulsaciones a mil buscando eliminar al acérrimo rival, Bianchi tuvo un momento de lucidez para mandar a la cancha a Palermo y ahí dejó una frase, mezcla de burla y de premonición: “No vino Francescoli, pero vino él”. Enseguida llegó el 2-0 marcado por Riquelme y la serie estaba a favor del Xeneize, hasta que llegó un momento memorable, sobre el cierre.

El duelo terminaba, Sebastián Battaglia desbordó por la izquierda, desde una posición similar a la que le habían marcado el penal, y le cedió el pase al medio del área a Palermo. El goleador tomó la pelota con cierta dificultad, pero pese a todo dio una rápida media vuelta, ante la pasividad de los defensores adversarios, se acomodó, miró el arco y sacó un remate perfecto que se metió en el palo derecho de Roberto Bonano. Fue el inolvidable 3-0, el gol del “muletazo” de Palermo, por la torpeza de sus movimientos en ese contexto particular y el pasaje de película a semis de la Libertadores.

A Gallego se lo cuestionó por aquellas declaraciones en la previa que lo marcaron a fuego. "No me arrepiento de lo que dije, fue una humorada. Justo Palermo hizo el gol sobre el final, qué le voy a hacer", explicó después.