Después de empatar los dos partidos de semifinales de la primera Copa Libertadores de la historia frente a Peñarol, San Lorenzo aceptó jugar el partido desempate en Montevideo a cambio de 50.000 pesos de la época. Se podría decir que el club de Boedo "vendió" la posibilidad de ganar el título y ahorrarse así más de cincuenta años de sufrimiento.
El cuadro uruguayo era el gran favorito, pero en ninguno de los dos partidos logró sacar ventaja. Empató 1-1 en el Centenario y 0-0 en el Gasómetro. Entonces, los dirigentes charrúas le ofrecieron un monto económico a su rival para jugar el tercer duelo como locales. Alberto Bove aceptó la oferta sin imaginar la trascendencia histórica de esa decisión.
"A nosotros recién nos avisaron cuando todo estaba cocinado. Yo como capitan no hubiera aceptado de ninguna manera. Pero entonces los dirigentes tomaban las decisiones sin consultar. Lo decidió un hombre que tocaba el violín (en referencia a Bove), cuando enfrente estaba un tipo como Washington Cataldi, que era un dirigente fenomenal. Lo dio vuelta con una media Fue una lástima porque ese desempate teníamos que haberlo jugado en Chile o en otro campo neutral", recordó José Sanfilippo en una entrevista con La Nación.
Peñarol aprovechó la localía y ganó 2-1 con un doblete del artillero Alberto Spencer, mientras que el propio Sanfilippo anotó para el visitante. Luego, el conjunto carbonero se coronó campeón de América.
En la primera ronda, San Lorenzo había eliminado a Bahía de Brasil con un 3-0 en el Gasómetro y una derrota 2-3 en Salvador.