El técnico rojinegro celebró el título y dejó un mensaje íntimo dedicado a sus padres y su familia
Óscar Ramírez levantó el título con la serenidad de quien ya lo ha vivido todo, pero habló con la emoción intacta de quien nunca dejó de sentirlo. Tras coronarse campeón con Liga Deportiva Alajuelense, el técnico rojinegro dejó una de las confesiones más personales de la noche: su familia sigue siendo el motor que lo empuja a levantarse cada día.
El Machillo regresó al banquillo manudo, ordenó el equipo en apenas ocho meses y lo condujo a un título que cerró heridas profundas. Sin grandes discursos, Ramírez resumió su sentir con una frase simple: alegría por los jugadores y por una afición que necesitaba volver a celebrar.
En lo futbolístico, el entrenador explicó que la final exigió ajustes finos y mucha lectura. Reconoció que el primer partido dejó enseñanzas duras, pero que el equipo supo corregir. Esa capacidad de adaptación fue una de las claves de una Liga que manejó los tiempos y nunca perdió la calma.
Uno de los momentos más complejos de la noche fue la situación en la portería. Washington Ortega intentó llegar hasta el final pese a las molestias, pero no pudo. Ramírez valoró el esfuerzo del arquero uruguayo y destacó la respuesta de Bayron Mora, quien asumió el reto sin titubeos. “Tener dos grandes arqueros es una motivación enorme”, resumió.
Más allá del campeonato, el técnico abrió una ventana íntima. Con su hijo Andrés a un costado y con la medalla aún colgando del cuello, Ramírez habló de sus padres, de su esposa y de sus hijos. “Les mando un beso. Son el motivo para seguir viviendo”, dijo, sin necesidad de agregar nada más.
Sobre su futuro, fiel a su estilo, evitó promesas. Confirmó que tiene contrato y que prefiere caminar con calma los próximos meses antes de pensar en renovaciones. El título llegó, pero el Machillo sigue siendo el mismo: trabajo silencioso, perfil bajo y convicciones claras.
Alajuelense volvió a ser campeón, pero Ramírez dejó claro que su mayor victoria está fuera de la cancha. Ahí donde la familia sigue siendo su punto de partida y su razón para seguir.
