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Las expectativas de Champions ilustran el crecimiento del Atlético Madrid bajo Diego Simeone

Luis Suárez no espero, y no miró atrás. Al final de la visita del Atletico Madrid al Elche en la noche del miércoles, se dirigió directamente al túnel de vestuarios. El uruguayo seguía molesto por la anulación del gol marcado por él. Sentía que lo necesitaba: una pequeña reivindicación al cierre de una temporada difícil, un recordatorio de que seguía presente. Fue titular en apenas uno de los últimos cinco encuentros de su club y había convertido su último gol hace siete partidos, específicamente contra el Alavés. Pocas veces ha ingresado como suplente en las últimas semanas. Este año, ha convertido la mitad de tantos que en la temporada pasada, cuando condujo al Atlético a alzar el título de LaLiga.

Sigue siendo su líder goleador.

Suárez tiene 11 goles en liga, la misma cifra de Ángel Correa, quien por algún motivo nunca transmite la sensación de ser titular. Matheus Cunha, fichado durante la temporada veraniega, tiene seis. Joao Felix (el jugador más costoso en la historia del club gracias a su pase valorado en €126 millones, el mismo que el DT Diego "Cholo" Simeone ha prometido mantener sobre la cancha incluso si Joao se enfada con él, esperando que un día logre alcanzar su potencial) estaba lesionado. Tiene ocho goles. Marcos Llorente, autor de 12 tantos en liga en el torneo pasado, con dos dígitos en goles y asistencias, no suma ninguno.

Antoine Griezmann, que volvió a casa después de fichar por el Barcelona un año después de lo que había pensado inicialmente; no anotaba desde enero, cuando convirtió en Copa del Rey contra el Rayo Majadahonda de Tercera División. "Es mi culpa, lo acepto", expresó Griezmann. "Ya volverán los goles". Tienen que volver. En su último paso por el Atleti, el delantero francés marcó 25, 32, 26, 29 y 21 tantos respectivamente. Actualmente suma ocho. No tiene goles en LaLiga en 2022, sumando un total de tres tantos en toda la campaña de liga.

El otro gran fichaje veraniego, el mediocampista Rodrigo De Paul, sí convirtió en su choque del miércoles. Fue su segundo gol, y si bien no llegó para marcar (considerando que sumó nueve, siete y nueve tantos en sus últimas tres temporadas en Italia), tampoco ha encontrado su puesto natural.

A pesar de ello, el Atlético ha anotado más goles esta temporada que el año pasado. "Increíble", fue la afirmación de Simeone y lo hizo en el sentido más literal: cuesta creerlo al verlos jugar. Es la especie de estadística que te obliga a revisar las cifras, porque no parece tener sentido alguno: no se corresponde con la prueba visual. Después, vemos que han concedido más goles en contra. Muchos, muchísimos más. Han permitido 41 goles en contra, comparados con los 25 de la anterior. Es su peor registro en la última década.

Hace una semana, todo el mundo intervenía en la controversia sobre si el Atlético de Madrid debía hacer el pasillo de honor al Real Madrid, recién coronado campeón de liga, tal como indica la tradición. El debate se hizo aburrido y afectado, como suele ser el caso, y al final el Atleti no se levantó a aplaudir al Madrid mientras ingresaba a la cancha, anunciando con suficiente antelación que no participaría en lo que afirmaba se convirtió en una pantomima.

Por el contrario, se limitaron a jugar. Además, vencieron 1-0 al Real Madrid, aunque las sonrisas, chistes y el XI titular desplegado por Carlo Ancelotti (sin Thibaut Courtois, Karim Benzema, Luka Modric o Vinicius Junior) hacen pensar que, al menos para sus vecinos de patio, ese resultado no importaba mucho.

Para el Atlético sí importaba mucho, pero no por la razón que podría haberlo hecho. Quizás, por la razón que debía haber importado.

Fue el primer derbi madrileño que ganaron en ocho intentos y el primero en el Wanda Metropolitano: su última victoria se produjo en 2015 en el Vicente Calderón. Por fin se rompió el ciclo. Sin embargo, este partido pudo haber decidido el título y no fue así. Atlético de Madrid contra Real Madrid, a falta de cuatro partidos por jugar. Mucho menos importa si se hacía el pasillo: el problema mayor es el hecho de que se encuentran en una posición en la que se esperaba que lo hicieran, con la carrera por el título de LaLiga perdida cinco semanas antes de la conclusión del torneo.

El Atlético siempre era el equipo que podía defender; a pesar de ello, fue incapaz de defender su título de liga. De hecho, cuesta recordar una defensa del título tan mediocre. Terminó antes de que pudiera hacerse algo, y una parte de su problema parece ser el hecho mismo de ostentar el campeonato.

Incluso siendo líderes después de seis semanas de juego, Simeone confesó que "no estamos donde queremos estar". Algo no andaba bien, algo había cambiado. "Necesitamos un cambio de actitud", afirmó Mario Hermoso. Y lo hizo después de una victoria. "Todos quieren ganar, alzar trofeos; pero, para que ello ocurra deben ocurrir muchas cosas primero. Preparación, entrenamiento, actitud... esas son las bases sobre las cuales se construye el éxito", admitió. Solo hay que ver sus resultados contra los tres colistas del torneo: 14 puntos concedidos, suficientes para haberlos llevado al liderato.

En una instancia posterior de la temporada, Jose Gimenez confesó que: "cuando ganas la liga, muchos equipos se relajan porque dicen: ‘Muy bien, ya pasó’". Simeone dijo: "Para un equipo como el Atlético, no es fácil ser campeón: es un club que no está acostumbrado a ser campeón todos los años". La semana pasada, Jan Oblak dijo que no entendía lo que les sucedía, dónde estaban sus mentes "porque ciertamente no están en la cancha". El miércoles por la noche se produjo una "discusión" entre él y Renan Lodi.

Para el momento de jugar el derbi, LaLiga ya se había escapado de su alcance, estaba muy lejos. Definitivamente la habían perdido de vista para diciembre, cuando perdieron cuatro encuentros al hilo. Actualmente están a 14 unidades por debajo del Real Madrid con un partido más.

En el verano, cuando Simeone intentaba persuadir a Griezmann para volver a casa, le sugirió que con su presencia junto a la de Suárez y Félix, esta plantilla era hasta capaz de ganar la Champions. Por el contrario, fueron eliminados en cuartos de final. Llevaron al Manchester City al límite, pudieron haberse impuesto y probablemente debieron hacerlo; sin embargo, volvieron a caer. La tesis de que los colchoneros no tienen suerte queda desvirtuada por este simple hecho: no ganaron un solo partido de local en la competición. En Copa del Rey, cayeron eliminados 4-0 a manos de la Real Sociedad.

"En una temporada suceden toda clase de cosas", expresó Griezmann este miércoles. La plantilla más fuerte en la historia del Atlético (o al menos, así la creían todos) no compitió como debía. Había una sensación de identidad perdida todo el año, un tema recurrente que ya lleva cierto tiempo. Tenían un equipo que cambiaba cada semana. También aparecieron las lesiones (especialmente las de Stefan Savic y Giménez) y salidas. Kieran Trippier dejo el equipo; Daniel Wass, fichado para sustituirle, apenas ha jugado 45 minutos. Nunca nada estuvo del todo bien.

Simeone admitió que se encuentra en una situación que nunca había experimentado en los 10 años y medio que ha estado a cargo del club. Esta fue "nuestra temporada más difícil, sin duda", afirmó el "Cholo". A pesar de todo, algunas cosas nunca cambian. En la peor temporada del Atlético de Madrid, lograron asegurar este miércoles jugar la Champions el próximo año. Y si dices: "¿Y qué?", podrías tener razón. Ellos también deberían decirlo. Sólo hay que ver esta nómina, cuánto costó armarla. Eso es lo menos que podía esperarse. Pues bien, es lo acostumbrado, y ese es el punto. Con Simeone, esto se ha convertido en un hecho cotidiano, una exigencia mínima. El técnico es, en parte, víctima de su propio éxito, lo que se autoperpetúa. Y que debe sostenerse absolutamente.

Después de la derrota del Atleti ante el Levante, Simeone sostuvo una reunión con el consejero delegado del club Miguel Ángel Gil Marín y el director deportivo Andrea Berta. Después se produjo una reunión con la plantilla, en la que se les dio un duro mensaje: si no clasifican a la Champions, sus contratos están en riesgo. No podremos pagarles. El Atlético ganó los seis encuentros siguientes, antes de ese segundo revés contra Mallorca. La clasificación a Champions League fue necesaria para seguir creciendo y, simplemente, para mantener su nómina. Habían calculado su presupuesto en base a ella. Se convierte en algo mutuamente dependiente, un círculo: el éxito deportivo genera crecimiento a todo nivel, lo que permite mayores éxitos en la cancha, lo que permite... y así sucesivamente.

Ese no siempre fue el caso, y debe haber un punto de partida.

"Cuando llegué, pidieron cuatro o cinco clasificaciones a la Champions", dijo Simeone. Eran necesarias para construir, consolidar y competir. Ahora, olvídense de cuatro o cinco: el próximo año serán 10 consecutivas. Cada temporada al mando de Simeone, se ha convertido en una rutina, un punto básico hecho de algo que no era certeza, que en aquel entonces era celebrado como una hazaña. En su partido de liga número 400 como director técnico del Atlético de Madrid (a siete del récord histórico del club), su equipo clasificó a la competición por décima ocasión consecutiva. El "Cholo" y Luis Aragonés han dirigido en 807 de los 2.802 encuentros disputados por el Atlético en Primera División entre los ciclos de ambos: los otros técnicos ostentan promedio de 32 cada uno.

Son 10/10 para Simeone, 3/35 en el periodo previo a su llegada. Son tres campañas consecutivas quedando entre los tres mejores de LaLiga, comparados con ninguna en las dieciséis temporadas anteriores, una en las 20 previas.

En su peor año, hicieron algo que habrían celebrado antes, algo que habría hecho pensar al resto: "no ellos otra vez", pero no se irán. Hace siete u ocho años, hubo un momento posterior a un encuentro jugado en el antiguo Vicente Calderón (ahora desaparecido, demolido para dar paso a una autopista que corre por el medio de la cancha) en el que un entrenador derrotado de otro de los grandes clubes de Europa se abrió paso y señaló al césped. "Qué equipo tan horrible, ese campo", afirmó. Ahora, esa frase vuelve a ser apropiada para describirlo.