BARCELONA -- El Barcelona, instalado en una montaña rusa de sensaciones, llega al Clásico de la Copa del Rey en el Bernabéu bajo presión. Si el Real Madrid afronta el partido liberado y fortalecido tras su exhibición en Anfield y por el 'favor' que le hizo el Almería, el cuadro azulgrana afrontará el duelo con la necesidad imperiosa de recuperar sensaciones y atajar esta pequeña crisis que le ha llegado en la última semana de febrero.
Al equipo de Xavi se le volvió a atragantar Europa por segundo año consecutivo y sufrió una eliminación decepcionante contra un Manchester United que pasó de dominado a dominador y le enseñó que aún tiene mucho que mejorar... Y esa mejora, tan esperada como necesria, no se vio en ningún momento en su desplazamiento a Almería, donde, lo reconoció el entrenador, consumó su peor partido de la temporada.
Tenía el Barça una ocasión de oro de dar un golpe de efecto a LaLiga gracias al empate del Madrid ante el Atlético a perder un punto de su ventaja. Sigue siete por encima de los merengues, con números de campeón y presentando unos números (solo dos derrotas en 23 jornadas y con su mejor puntuación en la última década) excelentes... Pero el ambiente alrededor del Camp Nou no es el mejor.
Al equipo azulgrana, solvente como no se recuerda en defensa, le frustra su poca capacidad anotadora. A la que varió su dibujo para fortalecer el centro del campo perdió gol, se extravió Lewandowski y lo notó el conjunto, al que le cuesta otra vez horrores mostrar su teórica superioridad.
No es buen momento para afrontar un partido de tales características, exigente como pocos y ante un rival, el Real Madrid, tan envalentonado como deseoso de sacarse la espina de la Supercopa y avisarle de que el tramo final de la temporada se le debe hacer más cuesta arriba de lo que habría supuesto hace apenas dos semanas...
Y, por si fuera poco, jugará el Barcelona en el Bernabéu mermado por las ausencias. Y es que a la baja de Ousmane Dembélé le sumó en las dos últimas semanas a Pedri, lesionado ante el United, y la última de Lewandowski. Y aún no sabe si podrá contar con Ansu Fati, por lo que su juego de ataque se verá muy condicionado por todo ello.
Aunque adivinar qué puede pasar en un Clásico es imposible, el equipo azulgrana solo ha ganado dos de los últimos ocho disputados (perdiendo los seis restantes) y ese es un dato tan a tener en cuenta como recordar que venció en siete de sus últimas doce visitas al Bernabéu.
Esta vez hay medio billete de la final de Copa en juego. Y para no descarrilar y verse aún más presionado, el Barça está tan necesitado como obligado a olvidar sus dudas y volver a disfrutar en territorio enemigo.