BARCELONA -- Al Barcelona le entró el vértigo en Almería y encajó su segunda derrota liguera del curso frente a un rival que, peleando por no descender, le dio una cura de humildad impensable antes de comenzar el partido. Segunda derrota consecutiva y nervios a flor de piel en un líder que no supo, nunca, como encarar un partido que le dieron por ganado antes de jugar. Y que perdió de manera lastimosa.
La historia del Barça en Almería se explicaba a través de seis victorias y tres empates. En este estadio logró igualar en 2010 la mayor goleada liguera de su historia a domicilio (0-8). Y en este estadio fue a sufrir esta vez una derrota que, ya se verá, puede afectar al ánimo de un equipo en construcción. Le ocupó 81 minutos rematar a puerta, entre palos, al equipo de Xavi. A partir de ahí se puede entender su fracaso...
La pasada temporada tres días después de ser eliminado por el Eintracht en la Europa League (2-3 en el Camp Nou), fue derrotado también en casa por el Cádiz (0-1) para decir adiós a sus opciones de alcanzar al Real Madrid en LaLiga. Este domingo, tres días después de caer en Old Trafford, enlazó su segunda derrota consecutiva en Almería y dejó escapar una ocasión de oro para dar un golpe de efecto al campeonato.
Al empate del equipo merengue en el derbi madrileño respondió el Barça con una desastrosa actuación frente al penúltimo clasificado, que llegaba al partido tras encajar once goles en sus tres últimos partidos, todos perdidos para derrumbarle a posiciones de descenso. Visto lo visto, se hizo imposible adivinar quien era el líder y quien el equipo que lucha por huir del descenso.
Xavi agitó el equipo, quizá pensando en la semifinal de Copa frente al Madrid del próximo jueves, y debió pensar que se bastaría y sobraría para ganar. Pero sus jugadores le desmintieron de manera dramática. Hasta el minuto 81 no remató entre palos, con un disparo de Alarcón que atajó Fernando Martínez, después de un dominio tan insulso como falso, frente a un rival que le cedió terreno y se dedicó a defender con orden y sin nervios.
Entendiendo que ganaría de forma funcionarial, el Barça salió al campo sin nervio, dejándole los mandos a De Jong y la intensidad a Gavi. Al margen de ellos... La nada. Lewandowski siguió sin encontrar posiciones de remate, Ferran se perdió en la banda,
Kessié desapareció en el centro del campo y Sergi Roberto mezcló lógica con castañazos.
Así, a la que Christensen cometió su primer error de la temporada, perdiendo la espalda ante Touré en su combinación estupenda con Luis Suárez, marcó el Almería y se quedó congelado el líder, sin capacidad de reacción y sin saber cómo salir del atolladero. Aún tuvo suerte de la pierna salvadora de Ter Stegen a un remate acrobático de Leo Baptistao para no verse hundido... Pero apenas se mantenía en pie por lo ajustado del resultado. Que no del juego.
El juego no mejoró en toda la tarde, en nada. Si acaso fue a convertirse en una pelea contra su propia identidad y los cambios no mejoraron las cosas. De poder dispararse a los diez puntos el Barça acabó la jornada con siete de margen, a la espera del primer Clásico de Copa y de dos jornadas en que recibirá al desesperado Valencia y visitará el siempre incómodo San Mamés.