Los que no faltaron fueron los unánimes silbidos del Camp Nou a los jugadores del máximo rival cuando salieron a calentar
La polémica por el caso Negreira, que comportó que no hubiese comida de directivas y que el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, no acudiera al Spotify Camp Nou, quedó en un segundo plano cuando el balón empezó a rodar en el primer clásico de Liga tras la publicación de la información.
El ambiente en Barcelona fue el típico de un clásico en el que estaba en juego gran parte del título de Liga. Cánticos, silbidos y abucheos en contra del máximo rival, pirotecnia en las calles y máxima tensión en cada jugada dividida. Pero, en el terreno de juego, reinó la deportividad entre los equipos excepto en el tramo final del encuentro, en el que hubo varias trifulcas que no fueron a más.
Cualquier persona desconectada del mundo del futbol no hubiese tenido problemas para descubrir que un evento importante iba a suceder este domingo en Les Corts. Desde más de dos horas antes del inicio del encuentro las calles del barrio barcelonés se llenaron de aficionados azulgranas con ganas de hacer la previa antes de presenciar el vital duelo por LaLiga.
De hecho, desde dos horas antes del pitido inicial fue imposible avanzar con vehículo propio por la Travessera de les Corts, la calle situada tras el gol sur del Camp Nou. Los aficionados del Barcelona invadieron la calzada para entonar cánticos y animar el ambiente con pirotecnia.
El ambiente mediático se había caldeado durante los días previos a causa de la decisión del Real Madrid de personarse en el caso Negreira. La principal consecuencia en este sentido fue que no hubo comida de directivas. De hecho, Florentino Pérez ni viajó a Barcelona.
Los que no faltaron fueron los unánimes silbidos del Camp Nou a los jugadores del máximo rival cuando salieron a calentar. Empezaron con los porteros, se incrementaron con los jugadores de campo y se repitieron con la vuelta a los vestuarios.
Tampoco faltó el exentrenador azulgrana Pep Guardiola, quien viajó a Barcelona tras dirigir al Manchester City este sábado en partido de la Copa inglesa. El público del Camp Nou recibió con alegría la imagen del técnico del ‘sextete’ cuando apareció en los videomarcadores mientras saludaba en el palco a Danny Coster, la viuda de Johan Cruyff.
El único elemento tradicional que faltó de un clásico en el Camp Nou fue el mosaico. Por primera vez desde 1992, por decisión de la junta directiva de Joan Laporta, las gradas no recibieron a sus jugadores con las habituales cartulinas formando un lema. En cambio, apareció una bengala cuando Franck Kessie marcó el 2-1 en el descuento y enloqueció al Camp Nou.
El ambiente había sido espectacular desde el inicio. Los aficionados entonaron a capela de forma unánime el himno del Barça cuando los 22 futbolistas saltaron al terreno de juego. De piel de gallina. Fueron 95.745 los ‘culers’ que acudieron al estadio para acercar a su equipo al título de Liga.
Rosalía fue una de las grandes protagonistas de este clásico. El título de su último disco, ‘Motomami’, sustituyó en el frontal de la camiseta del Barcelona a Spotify, y también apareció en el arco que dio la bienvenida a ambos equipos en el terreno de juego. Además, algunos de sus éxitos, como el pegajoso ‘Bizcochito’ o ‘Despechá’, la canción del pasado verano, sonaron durante el calentamiento.