Pese a la goleada en la Final de la Supercopa de España a manos del Real Madrid y al mal momento futbolístico que arrastra el Barça, el club mantiene su confianza en Xavi.
BARCELONA -- El Barcelona sigue sin cuestionar hoy por hoy la continuidad de Xavi en el banquillo, a pesar de la decepción con que se recibió la goleada en Riad por 4-1 frente al Real Madrid y del delicado momento futbolístico que atraviesa el equipo.
"Esta derrota no cambia nada; Xavi sigue con nuestra confianza", reveló, con cierta incomodidad ("esta pregunta no tiene ningún sentido"), el director deportivo Deco minutos después de la debacle en la Supercopa. Del mismo modo, fuentes de la entidad consultadas por ESPN coincidieron en afirmar que el puesto del entrenador no está en peligro: "Queda mucha temporada por delante y no es momento de dudas".
No es la primera vez que el club frena las especulaciones alrededor del entrenador. En noviembre, tras la derrota en Hamburgo frente al Shakhtar, ya se apresuró en trasladar una confianza que de forma pública y rotunda expresó pocos días después Joan Laporta...
Pero dos meses después la situación no se descubre mejor. Al contrario. Derrotado y aplastado cuando se jugaba el primer trofeo de la temporada, habiendo sufrido para lograr todas sus victorias desde septiembre y contemplando el liderato de la Liga a siete puntos a la vez que pelea por mantener la cuarta plaza, el equipo azulgrana se enfoca en la Copa y se agarra a sus esperanzas en la Champions League, donde se cruzará con el Napoli en una eliminatoria que se adivina trascendental tanto en el devenir de la temporada... como en la permanencia de Xavi en el banquillo azulgrana.
Mucho han cambiado las cosas en el Barça desde que en septiembre Deco afirmase que el entrenador se había "ganado la renovación" y proclamase que su figura era "indiscutible" en el proyecto deportivo. A mediados de enero los apoyos a Xavi se sospechan menos rotundos y se aguarda, en el mejor de los casos, a final de temporada para decidir oficialmente el futuro de un técnico que más allá del discurso institucional sospecha que ha perdido consistencia y apoyos en los despachos.