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Dos décadas del genio Andrés Iniesta en el Barcelona

El capitán barcelonista se entusiasma con festejar nuevas conquistas. AP

CIUDAD DE MÉXICO -- El 16 de septiembre de 1996 llegó a La Masía un chico de 12 años originario de Fuentealbilla, Albacete. Tenía sentimientos encontrados: por un lado arribaba a una de las mejores escuelas de futbol en el mundo, y por el otro, debía separarse de su familia, de sus orígenes.

La noche de aquel día, Andrés Iniesta no paró de llorar. Paradójicamente la noche más triste de su vida la pasó en la que hoy es su casa.

“Sí, parece absurdo, pero es cierto, el peor día de mi vida lo he pasado en La Masía. Así lo sentí entonces y así lo siento ahora, con tanta intensidad como si no hubiese pasado el tiempo”, confiesa el capitán del Barcelona en su libro ‘La jugada de mi vida’.

La tristeza de Iniesta desapareció en poco tiempo, tan pronto tuvo un balón en los pies y empezó a sentir la misma alegría que experimentó en sus primeros años en su pueblo, a muchos kilómetros de distancia.

"Es un poco de todo, emoción, sentimiento, orgullo y felicidad. Lo que he aprendido como jugador y como persona es lo que considero más importante cuando echo la mirada atrás", cuenta en entrevista para el diario Sport.

"La Masía es mi casa, donde he pasado mucho tiempo y he crecido como persona. Maduré a una velocidad tremenda y a día de hoy todo lo que he podido avanzar, en gran medida, es gracias a mi paso por La Masía. Tengo muy presente a la gente que ha participado y me ha ayudado.

“La gente de la Masia con la que hemos llorado y nos hemos abrazado juntos. Lograron meterse en ese papel de familia, que es lo que a todos nos faltaba", añade el ahora símbolo blaugrana.

A sus 32 años, con 28 títulos conquistados con la playera del FC Barcelona, el mediocampista echa a girar la memoria y no hay algo de lo que se arrepienta en su carrera.

"Todo ha valido la pena, evidentemente. Fue un paso muy importante y más allá de las cosas conseguidas, La Masía ha marcado para bien a todos los que hemos pasado por aquí. Estábamos en cuatro habitaciones, con ocho niños en cada una de ellas, éramos una treintena. Ahora es muy distinto, todo ha cambiado mucho.

"Unos años puedes llegar a jugar una Final de la Champions con mayoría de canteranos y otras veces no salen tantos jugadores, pero las bases y el trabajo en el futbol base del Barça está puesto”, revela en la entrevista referida.