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Los secundarios no dan la talla en el Barcelona

Efe

BARCELONA -- Carlos Aleñá, de 18 años y que entre los técnicos del fútbol base del Barcelona despierta tantas expectativas como hacía en su momento Samper, acabó por convertirse en la mejor y casi única buena noticia del campeón de Copa en el campo del Hércules.

Luis Enrique puso en el escenario al llamado ‘Fondo de armario’, a secundarios de auténtico lujo que pasaron poco menos que de puntillas por el Rico Pérez de Alicante, catapultando al plano precisamente a los ausentes. Y no sólo a la MSN, que también.

Aleix Vidal, ausente del escenario desde el diez de septiembre, no desentonó en su reaparición. No brilló especialmente y quizá pudiera haber evitando el centro que acabó con el gol del Hércules, pero visto lo visto aprobó sin más.

Fueron otros. Umtiti reapareció mostrando nivel físico, pero no futbolístico, Digne dejó patente su papel a la sombra de Jordi Alba… Y Denis, Arda, André Gomes o Alcácer completaron un partido más que decepcionante, entre faltos de ritmo y desafortunados.

El caso del delantero valenciano es especialmente llamativo. Jugó su décimo partido con el Barcelona, cuarto como titular, para sumar 418 minutos sin marcar. Y el peso de esas cifras empiezan a pesar en su figura, tanto como su desempeño en el campo, que este miércoles volvió a quedar muy alejado de las expectativas.

Llamó la atención que un chaval de 18 años y que debutaba fuera el que se rebeló contra el marcador. Aleñá le puso ganas, combinación, atrevimiento y calidad para evitar una derrota que habría sido sonrojante y que, sin duda, habría dejado muy marcados a los protagonistas. Pero no ocultó un déficit que se puede considerar en cierto modo preocupante.

“Esperábamos ganar”, aseveró en la sala de prensa Luis Enrique, admitiendo cierto fastidio por el resultado y conviniendo en el mal primer tiempo, general, de su equipo. Rechazó el entrenador asturiano que este partido tuviera ninguna incidencia con la preparación del Clásico… Y quizá esa respuesta dejó al descubierto la diferencia existente en los roles del vestuario azulgrana.

“Es uno de los días más felices de mi vida”, sentenció Aleñá, la buena noticia de la noche junto a Alex Carbonell, debutantes ambos y que abandonaron el Rico Pérez con una sonrisa franca por su actuación personal más allá de la imagen fría de un equipo al que se le complican la cosas en los últimos partidos sin poderlo imaginar.

Un gol en los tres últimos partidos jugados en España, todos empatados y con el 0-2 que logró en Glasgow entre ellos, dejan al descubierto que el Barça acudirá al Clásico sin la alegría esperada, con tantas dudas como urgencias por recuperar sensaciones.

Y, por encima de todo, dejando claro que este Barça es un equipo, una plantilla, en el que los titulares son indiscutibles. Con la MSN al frente y con Leo Messi al mando.