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Cristiano Ronaldo: sonrisas y lágrimas en el drama culé

Zinedine Zidane le dio entrada en el minuto 58, cuando tras el 0-1 de Piqué el Barcelona parecía ‘un pollo sin cabeza’ (Toshack dixit) y el Madrid disfrutaba y antes de acabar el partido, empujando al árbitro, se fue a los vestuarios, habiendo marcado un golazo y siendo apenas un secundario de lujo en una noche especialmente feliz para el madridismo.

Cristiano Ronaldo debió empezar a comprobar que el Madrid ya no es tanto su Madrid como el de Isco. Sigue siendo letal y mantiene su personalidad arrolladora en el césped. Marcó un golazo pero su entrada en el campo rompió la hegemonía futbolística de su equipo, que se entregó a un partido de ida y vuelta frente a un rival herido pero no rendido.

El mundo al revés, al Real le funcionó mejor la pausa y al Barça le pudo resucitar el vértigo. Pero Cristiano, decidido a ser protagonista por las buenas o las malas, se enredó en provocar un penalti y buscar una segunda amarilla que le sacó del campo antes de tiempo. Y sin él, curiosamente, el Madrid volvió a llamar a la calma entre tanta tormenta en una recta final a la que acudió Marco Asensio para sentenciar al Barça.

El joven mallorquín, a quien no fichó el Barcelona por ahorrarse unos dólares que utilizó en Douglas, celebró su gol mostrándose al tendido, mostrándose a la gente, a la televisión, al mundo y, también, a la tribuna, donde a alguno de los dirigentes del Barcelona se le debió caer el mundo encima.

El Barça está en modo drama y el Madrid en modo disfrute. Aquí ya no hay pelea de egos, de entrenadores ni tan solo de estrellas. Equipo contra equipo, a la hora de la verdad y sin Neymar al que agarrarsem el Real le dio un sopapo de campeonato al equipo de un Valverde al que se deberá, sin un minuto que perder, ofrecer soluciones.