La vida sin Lionel Messi no es fácil en el Barcelona. El argentino jugó por última vez en el Camp Nou el 12 de mayo y, lesionado en el sóleo, no volverá a hacerlo hasta mediados de septiembre, cuatro meses después. Le espera el barcelonismo con ganas y su falta siempre, siempre, provoca una sensación de horfandad de la que no escapa el Barça, que la sufrió en San Mamés, en la primera jornada… Y de la que se libró, con brillantez, en la presentación ante su público, que olvidó cualquier rencilla pasada con Antoine Griezmann y se entregó a él de manera unánime.
Ausente el capitán, el francés se convirtió en el líder que necesita este equipo cuando no está el argentino. Libre en la delantera, entrando por banda o colocándose de falso delantero centro, Griezmann se ganó no solo el perdón de la hinchada del Barça, sino, más aún, el cariño unánime por su excelente juego, vital en una remontada que, por momentos, se temió no conseguir en el estadio.
Colega auténtico de Sergi Roberto, rozándose el descanso remató de forma excelente un centro en diagonal para empatar el inicial gol de Fekir y apenas comenzar la segunda mitad, en plena tormenta azulgrana, recibió otra vez del canterano para, desde el ángulo del área, lanzar una rosca tan inesperada como perfecta que entró por la escuadra ante la alegría generalizada.
Dinámico y excelente en la combinación al primer toque, Griezmann nunca había marcado un gol en el Camp Nou (ni con la Real Sociedad ni con el Atlético de Madrid)… Y metió dos en su primer encuentro oficial como azulgrana. Tomando el mando sin pestañear y dirigiendo el atropello de un Barça soberbio.
PRESENTACIÓN
La noche la redondeó el campeón con la presentación de Ansu Fati, quien tras cuatro entrenamientos con el primer equipo recibió el espaldarazo de Valverde para convertirse en el segundo debutante más joven de la historia del club en la Liga.
Vicenç Martínez, quien debutó la temporada 1941-42 con 16 años y 280 días, se mantiene en el primer puesto por veinte días… Ansu Fati, sin embargo, entró con mayúsculas en este Barça soberbio, teniendo tiempo, en la recta final del partido, de mostrar ese descaro y calidad que provocó una llamada que, se espera, será excepcional pero deja a la vista un futuro esplendoroso.
Como esplendorosa fue la noche del Barça, a lomos de un Griezmann soberbio que pasó del susto a la goleada para demostrar que, esperando a Messi, tiene fútbol suficiente como para salir adelante sin él.