BARCELONA -- “De Messi esperamos que vuelva pronto… Pero por encima de todo esperamos que vuelva bien. No quiero crear expectativas, es muy difícil que esté en Dortmund y más adelante ya veremos”.
Tan simple como claro en su discurso, Ernesto Valverde confirmó este viernes que Leo Messi ni jugará este sábado ante el Valencia ni, lo más preocupante, tiene una fecha prevista para reaparecer. Y el Barça anda entre preocupado y alarmado por una lesión cuya recuperación se ha convertido en un drama silencioso.
El crack argentino se lesionó el sóleo de la pierna derecha el cinco de agosto, en su primer entrenamiento tras las vacaciones, y lo que en un principio llegó, incluso, a tomarse como una buena noticia aventurando que su baja en la gira por Estados Unidos le serviría para ponerse a punto y, perdiéndose la primera jornada de Liga en San Mamés, estaría en plenitud a partir de la siguiente semana, con motivo de la visita del Betis al Camp Nou…
Pero nada se desarrolló tal y como se esperaba. Dos días antes de recibir al equipo verdiblanco, y cuando ya se había sumado a los entrenamientos, Messi notó una molestia que le apartó de aquel encuentro y aunque desde el club se apresuraron a señalar que no se trataba de ninguna recaída y cuatro días después se desmintió una información de la emisora RAC-1 en la que afirmaba que, efectivamente, Leo había sufrido una recaída que le podía mantener fuera del campo hasta finales de septiembre, los plazos acabaron, han acabado, por desmentir los propios desmentidos oficiales.
Y ya se verá cuando regresa el capitán porque, de hecho, Valverde ni por asomo se atrevió a dar por sentado que pudiera estar en condiciones de jugar el próximo fin de semana en Granada, un partido que se jugará el 21 de septiembre, casi un mes después de aquella información que hablaba de una recaída que este viernes el entrenador ya no pudo desmentir ni negar.
MALVIVIR
Después de un verano marcado por el fichaje frustrado de Neymar y con la única incorporación de Antoine Griezmann para reforzar la delantera, tres jornadas de Liga han bastado para confirmar que el Barça juega semidesnudo sin Messi.
Ausente por primera vez en ocho años en el comienzo de temporada, los resultados han demostrado que el equipo le necesita de manera irremediable. Y que sin él malvive más que sobrevive.
En el mejor de los casos Messi sumará cinco partidos de baja, uno menos de los que se perdió la pasada temporada, cuando se fracturó el antebrazo frente al Sevilla el 20 de octubre y no reapareció hasta el 11 de noviembre, en la derrota casera frente al Betis. Curiosamente el Barça, se apresuró a recordarlo este viernes Valverde, superó con nota aquel percance puesto que ganó cinco partidos (goleando al Real Madrid) y empató uno, en San Siro frente al Inter… Una situación que no se ha repetido, de momento, este curso.
Muy lejos quedan las lesiones musculares que en su primera época masacraron al argentino. El siete de marzo de 2006 padeció, frente al Chelsea en el Camp Nou, una lesión en el muslo que le apartó del plano los 17 últimos partidos de aquella temporada, con la final de la Champions en París como gran cita.
Ocho meses después, el 12 de noviembre de aquel 2006, sufrió una fractura del metatarsio que le dejó KO durante 16 partidos, no regresando hasta el mes de febrero de 2007 a la actividad. En aquel entonces la brillantez de Messi ya estaba fuera de toda duda, pero su ascendente en un equipo liderado por Ronaldinho no era, todavía, el que sería después.
El cuatro de marzo de 2008, ante el Celtic, padeció un desgarro muscular que provocó su baja durante ocho partidos pero a partir de ahí, coincidiendo con la llegada de Guardiola al banquillo y a un cambio de hábitos alimenticios el físico del argentino olvidó sus pesadillas musculares.
Se perdió dos partidos por un estiramiento en la temporada 2010-11 y 7 (divididos en dos lesiones distintas) en la 2012-13. Pasó un nuevo calvario en la 2013-14 sumando hasta tres percances distintos que sumaron 12 partidos de ausencia y no volvió a sufrir hasta la rotura del ligamento interno de la rodilla que sufrió en septiembre de 2015 ante Las Palmas, quedando fuera de los campos en la primera temporada de Luis Enrique durante 9 partidos.
En aquella ocasión fue Neymar quien tiró del equipo, que ganó siete partidos y solo perdió uno durante la ausencia del argentino, quien no volvería a lesionarse hasta septiembre de 2016 (4 partidos fuera) y, la última, la fractura del antebrazo del año pasado.
Siempre fue difícil sobrevivir a su ausencia pero nunca se vio a un equipo tan huérfano de él como se contempló en San Mamés y Pamplona. El ascendente, la trascendencia y peso de Leo Messi en este Barça de Griezmann, De Jong, Arthur o Ter Stegen se entiende de tal magnitud que se comprende la preocupación que aumenta en el seno del club.
“Que vuelva… pero que vuelva bien, perfectamente bien”, es el mensaje de Valverde y la orden que tienen los médicos. Mientras, todos cruzan los dedos en el Camp Nou.