<
>

Barcelona-Valencia, reencuentro explosivo en el Camp Nou

BARCELONA -- 112 días después de cerrar la pasada temporada con una final de Copa que acabó con el reinado de un campeón derrumbado, Barcelona y Valencia se reencuentran en un duelo explosivo, buscándose el equipo de Valverde, huérfano de Messi, y desolado el de Celades, que debutará como entrenador de Primera División en el campo que le vio nacer futbolísticamente al frente de un Valencia al que su propietario, Peter Lim, ha conducido a un estado volcánico de indescifrables consecuencias.

Esperando a Luis Suárez mientras se suspira por la recuperación del capitán de cara al estreno europeo en Dortmund del próximo martes, el Barça entiende ya innegociable la necesidad de sumar de tres en tres, habiéndose dejado por el camino ya cinco puntos en su peor inicio liguero desde 2008 y mostrándose muy alejado de lo que se espera.

El parón por selecciones da paso a lo que puede considerarse el comienzo de verdad de la temporada, con un ciclo de siete partidos en 22 días (cinco de Liga y dos de Champions) que marcará el estado real de un equipo lastrado por una pretemporada que se demostró inadecuada y que le ha pesado, tanto como las lesiones en una delantera que obligó al entrenador a tirar más de lo esperado de la cantera, a resituar jugadores y a mirar con desespero el mercado de fichajes, sin saber hasta el último minuto del último día quien formaba parte de su proyecto y quien se caía.

Se cayó Rafinha, se quedó Rakitic y a partir de aquí ya puede tener claro Valverde la composición de un equipo al que se verá si se sube otra vez Rakitic, el papel que irá tomando De Jong, el protagonismo de Griezmann al lado de Suárez y si, por fin, asienta una defensa que en los primeros tres partidos encajó cinco goles que se entienden definitivos en su mala puntuación.

Dos victorias y un empate (el pasado curso) adornan los números del Valencia en sus últimas doce visitas ligueras a un Camp Nou al que volverá como visitante Jasper Cillessen defendiendo la portería de un equipo tocado por el despido de Marcelino, con la plantilla enfrentada a su propietario y abocado a una crisis de la que solo un buen resultado le apartaría.

No mucho mejor se antoja el ánimo en el Barça, tan pendiente aún el entorno de las palabras de Messi como de su recuperación, necesitado de catapultarse con urgencia y atento a este calendario infernal que empieza con la revancha de aquella final de Copa disputada hace apenas 111 días, pero que parecen una eternidad.