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El Barça y Valverde se la juegan frente al Villarreal

BARCELONA -- Derrotado, y a menudo goleado, en sus nueve últimas visitas al Camp Nou, el Villarreal de Javi Calleja acude al encuentro de un Barça con el ánimo derrumbado, la brújula extraviada y el entorno revolucionado exigiendo decisiones que empiezan a arrinconar a Josep Maria Bartomeu y a colocar en la cornisa a Ernesto Valverde.

El presidente, cada día más alejado del consenso con sus directivos y tan pendiente de un marcador que le ofrezca calma como de un vestuario que responda a sus mimos, encabeza este lunes una expedición hacia Milán en la que, se entiende, conversará con Leo Messi para conocer el diagnóstico del capitán, quien se supone jugará ante el Submarino Amarillo su primer partido del curso como titular en un Camp Nou a cuya hinchada se le acaba la paciencia.

Poco amigo de decisiones drásticas, Bartomeu mantiene en silencio su apoyo a un entrenador denostado por gran parte de la afición azulgrana, desencantada con la imagen del equipo y que a través de encuestas varias se muestra favorable al despido de Valverde, quien mantiene el favor de los pesos pesados del vestuario por su manga ancha pero ya es señalado desde el palco, donde aumentan los directivos decididos al cambio inmediato… Aunque su presión, de momento, no hace mella en el presidente.

Y, solo ante el peligro, el técnico encara a un Villarreal que, habiendo sumado siete de los nueve últimos puntos, acude al encuentro del Barça animado con dar la puntilla a un proyecto que se desmorona entre el desasosiego, la depresión y el silencio… Aunque mantiene el Camp Nou como clavo ardiendo para seguir respirando.

Mudo lejos de casa, donde no conoce la victoria desde el 23 de abril, el campeón solventó sus dos partidos como local con sendas goleadas frente a Betis y Valencia que muestran esa doble imagen tan curiosa. Desde la hecatombe en Anfield cualquier estadio es un infierno para el equipo de Valverde, que se resguarda en su hábitat para mantener el pulso.

Ganar para seguir vivo. De cualquier manera y sin atender ya a filosofías o proyectos, el Barcelona se la juega contra el Villarreal con la mirada más puesta que nunca en el día a día. Con Griezmann extraviado, De Jong incrédulo, Messi en plena pretemporada, Suárez en entredicho, la defensa, toda, señalada y mantenido por un chaval de 16 años, Ansu Fati, catapultado al papel de salvador en un equipo millonario.

Para ello, en su última pirueta, el entrenador volvió a sacudir la convocatoria, regresando Aleñá (ausente desde la primera jornada en Bilbao) junto a Dembélé, recuperado de su última lesión, y dejando fuera a Rakitic, otra vez señalado después de haber ofrecido una triste imagen en Granada.

Pensando en el futuro, el Barça solo puede vivir, malvivir, el presente.