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El Barcelona recibe al Eibar en plena tormenta

BARCELONA -- Con Braithwaite listo para debutar, las declaraciones de Lionel Messi en el ambiente y el escándalo de las redes sociales, ya conocido como ‘Barçagate’, en el plano, el Barcelona recibe este sábado al Eibar con la necesidad de sumar tres puntos para amenazar el liderato liguero del Real Madrid y suavizar, en la medida de lo posible, un entorno encendido alrededor del club antes de viajar a Italia para enfrentar, el martes, al Napoli en la ida de los octavos de final de la Champions.

La Champions, ese torneo al que según el capitán no está preparado para pelear el equipo azulgrana en un mensaje demoledor que, interpretado con calma, descubre la realidad de un club tan cercano al precipicio como ansioso por encontrar una ruta de tranquilidad que se aventura, hoy por hoy, imposible en el Camp Nou.

Decía Gerardo Martino que el Barcelona es un club necesitado de “vivir una crisis semanal” pero la realidad ya supera cualquier ficción. Desde la derrota en la Supercopa de España frente al Atlético de Madrid el club azulgrana se ha visto sacudido por un terremoto cuyas réplicas se suceden una tras otra.

El despido de Valverde, el fichaje de Setién, las declaraciones de Abidal señalando al vestuario, la respuesta de Messi al secretario técnico a través de Instagram, la abstención inexplicable de fichar un delantero, la venta de Carles Pérez, la lesión de Dembélé, el escándalo del Barçagate, la entrevista del capitán a Mundo Deportivo... Y el fichaje final de un Braithwaite que necesitó apenas diez minutos en la sala de prensa del Camp Nou para entender qué es el Barça.

El Barça es, vuelve a ser, un barco en plena tormenta y, más que nunca, un club agarrado a un salvavidas llamado vestuario, de cuyos resultados inmediatos dependerá si no la paz institucional, sí, por lo menos, una tregua que facilite el día a día a Josep Maria Bartomeu, un presidente a quien incluso se cntesta desde la junta directiva por su forma de actuar.

FÚTBOL
¿Fútbol? Este sábado, a primera hora de la tarde, en el Camp Nou y ante el Eibar, un rival a menudo derrumbado en estadio azulgrana y del que no se habló en toda la semana. Un equipo que tras ganar solo uno de sus últimos cinco partidos de Liga empieza a ver el descenso como una amenaza real. Un equipo al que, sin duda, le habrá encantado saber de toda la marejada que se vive alrededor del Barça porque incluso los jugadores parecen atender más a todo lo que sucede a su alrededor que al fútbol en sí mismo.

Las horas previas al noveno partido de Quique Setién al frente del equipo azulgrana ya no se viven con la paciencia de semanas atrás. Un mes después de su llegada los resultados se saben tan innegociables como empieza a serlo, también, la imagen de un Barcelona que ya recibió pitos de reprobación por parte de la hinchada en el duelo ante el Getafe y que se sabe, encarando el momento de la verdad de la temporada, asomado al abismo.

Vencer al Eibar es indispensable. Indiscutible en el ambiente y necesario para, al menos durante un par de horas, disfrutar del liderato liguero. Y encarar el viaje a Nápoles con tranquilidad. Aunque sea efímera en un Barça instalado en la crisis.