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El recordado Athletic Bilbao de Marcelo Bielsa

Marcelo Alberto Bielsa es un entrenador que inevitablemente despierta pasiones en los amantes del fútbol. Ya sea de parte de sus fieles admiradores que rozan la devoción por sus ideales o por sus más feroces críticos que se encuentran en la vereda opuesta de todo lo que hace, sin dudas su figura estimula como pocas los más acalorados debates de este deporte.

A lo largo de su carrera, “El Loco” se ha caracterizado tanto por el claro estilo de juego que representan sus equipos como por su forma de ser del lado de afuera de las líneas de cal. Sus métodos de entrenamiento, el manejo de los jugadores, las extensas conferencias de prensa y varias excentricidades que suelen salir del libreto típico del juego lo han transformado, al menos en el imaginario popular, en un personaje por de más llamativo.

El rosarino ha dejado una huella marcada en todos los lugares que atravesó en su trayectoria como director técnico, pero hay una en particular que destacaremos sobre el resto y es la del vínculo con una institución tan única como él mismo: Athletic Club de Bilbao.

El club fundado en 1898 en Euskadi cuenta con un arraigo tan fuerte con la comunidad vasca que solo permite entre sus filas jugadores formados en aquellos territorios. Algo que sin embargo no lo ha privado de conseguir 8 títulos de liga, 23 de Copa del Rey y 2 de Supercopa de España. Además, junto a Real Madrid y Barcelona, son los únicos que han permanecido en la máxima división del fútbol español a lo largo de toda su historia.

Estas condiciones generan que el orgullo y sentido de pertenencia de sus seguidores sea verdaderamente especial, sobre todo porque también se trata de uno de los pocos clubes de España que no es una sociedad anónima deportiva, sino que su propiedad recae sobre sus casi 45 mil socios. Con todo esto, el arribo de Marcelo Bielsa a San Mamés desde el vamos parecía un maridaje perfecto.

“El Loco” se hizo cargo de “Los Leones” en el segundo semestre del 2011 tras la llegada a la presidencia de Josu Urrutia, quien le dio el puesto en reemplazo de Joaquín Caparrós. Así, el entrenador volvía a dirigir a nivel clubes por primera vez desde 1998, luego de su paso por las selecciones de Argentina y Chile.

El inicio de esta nueva etapa no fue para nada sencillo. Athletic atravesó sus primeros seis partidos en La Liga sin conocer la victoria y las dudas eran cada vez mayores. Sin embargo, logró reponerse en la séptima jornada con un triunfo 2-1 como visitante nada menos que en el clásico ante Real Sociedad. A partir de allí, comenzó a mejorar al punto de encadenar una racha de siete encuentros sin derrotas.

No obstante, mientras la actuación en la competencia local sufría estos altibajos, el conjunto vasco pisaba fuerte a nivel continental y culminaba como líder del grupo F de la UEFA Europa League sobre rivales como RB Salzburg, Paris Saint-Germain y Slovan Bratislava. Para ese entonces, los jugadores comenzaban a lucir mejor bajo el sistema de juego del DT y esto se traducía en resultados y muy buenos rendimientos.

Con el correr de los partidos, el equipo se afianzaba cada vez más y se destacaba por un estilo de juego muy ofensivo, potenciado por una presión incansable, transiciones rápidas, contragolpes veloces y una constante sensación de superioridad numérica sobre sus rivales ya que cualquiera de los futbolistas parecía poder aparecer por todos los rincones de la cancha en cualquier momento.

El once ya salía de memoria: Gorka Iraizoz aportaba firmeza en el arco, Andoni Iraola, Javi Martínez, Fernando Amorebieta y Jon Aurtenetxe formaban una correcta línea defensiva que contribuía constantemente en el ataque. En el medio, Ander Herrera, Ander Iturraspe y Óscar De Marcos eran el corazón del equipo con una polifuncionalidad vital para lo que requería el planteo táctico. Los extremos, Markel Susaeta e Iker Muniain, realizaban un despliegue tan intenso en todo el campo como punzante en los metros finales, aunque allí, en las inmediaciones del área rival, no gobernaba otro que el “Rey León” Fernando Llorente. Si bien algunos nombres se destacaban un poco sobre la media, lo cierto es que lo colectivo siempre terminaba primando por sobre lo individual.

En los primeros meses del año 2012, Marcelo Bielsa ya había causado una verdadera revolución en Bilbao, los hinchas lo veneraban y adoptaban su filosofía con un cántico que sonaba desde las tribunas de “La Catedral”: “A lo Loco se vive mejor”.

Aquí, llegó la etapa más destacada del ciclo. Athletic cerró el mes de febrero clasificado a la final de la Copa del Rey, octavos de final de la UEFA Europa League y en el 5to puesto de la tabla de posiciones de La Liga. El 4 de marzo volvió a imponerse en el clásico ante Real Sociedad por 2-0 en San Mamés y tan solo cuatro días después escribió una de sus páginas más recordadas.

El 8 de marzo, el elenco de Marcelo Bielsa derrotó 3-2 a Manchester United en el mítico Old Trafford en un verdadero partidazo por la ida de los octavos de final del certamen europeo. Los goles de un fantástico Llorente, De Marcos y Muniain desataron la locura de unos 8000 aficionados visitantes presente en “El Teatro de los Sueños” y otros miles de fanáticos no solo en Bilbao si no en países como Argentina y Chile, donde los seguidores del “Loco” ya extendían su cariño por el equipo. Una semana más tarde, “Los Leones” cerraron la serie en casa y luego continuaron su camino con sendas victorias ante Schalke 04 y Sporting Lisboa en cuartos y semis respectivamente.

Sin embargo, lo que era una temporada de ensueño no tuvo un final feliz. El altísimo ritmo de juego implementado de manera innegociable y una muy baja rotación en el equipo titular para afrontar la triple competencia le jugaron una mala pasada al Athletic en los momentos culminantes.

Primero, llegó la derrota en la final de la UEFA Europa League 3-0 ante Atlético Madrid el 9 de mayo en Bucarest. Tan solo cuatro días más tarde, cerró su participación exactamente en la mitad de la tabla de La Liga con una caída por el mismo resultado ante Levante y el 25 de dicho mes sufrió otro 0-3 ante el imparable Barcelona de Pep Guardiola en el partido decisivo de la Copa del Rey disputado en el Vicente Calderón de Madrid.

Pese a esto, la directiva decidió darle un voto de confianza al entrenador y renovó su vínculo por un año más. No obstante, el comienzo de la nueva temporada fue turbulento por la salida de Javi Martínez rumbo al Bayern Múnich y la decisión de Fernando Llorente de no extender su contrato que finalizaba a mediados de 2013.

En este nuevo proceso, lo resultados definitivamente no acompañaron. Rápidas eliminaciones en la UEFA Europa League y Copa del Rey se sumaron a un desempeño muy flojo en La Liga que incluyó algunos momentos en zona de descenso y un cierre en la 12da posición. La magia de apenas un poco más de un año atrás se terminó disipando y el 7 de junio de 2013 se confirmó la salida del entrenador.

Si bien el paso de Marcelo Bielsa por Athletic Club no pudo coronarse con un título, sin duda ha dejado un recuerdo imborrable en los hinchas de este particular club que no permite que cualquier se gane un lugar en su corazón y como ha asegurado el propio entrenador en los años siguientes, es un lazo que durará para siempre.