Samir Nasri defendió al Sevilla en calidad préstamo en la temporada 2016-17, la misma temporada en la que el equipo fue liderado por Jorge Sampaoli. El entrenador argentino realmente quería contar con el francés, como lo dijo el propio futbolista a través de Instagram.
"Tuve una amistad con Sampaoli. Era un amigo, no un entrenador. Y con Juanma Lillo fue una relación padre-hijo. Me hizo temblar escuchar los discursos de Sampaoli en el vestuario, y eso que no entendía español", dijo el centrocampista, que Manchester City había prestado esa temporada.
"Sampaoli me quería tanto que dijo: 'Ven a nuestro equipo, puedes beber, ir a una discoteca, hacer lo que quieras y te cubriré frente al club. Solo te pido que seas bueno en el campo el fin de semana. De hecho, si quería ir a ver a mi familia un fin de semana que no tuviera que jugar, Sampaoli me dijo que cuidaba al perro", dijo el joven de 32 años.
En 2016, durante su estancia en Sevilla, recibió una inyección intravenosa, lo que fue en contra de las regulaciones de la Agencia Mundial Antidopaje. Como resultado, Nasri fue suspendido por seis meses de fútbol en 2018.
"Lo que sucedió en Los Ángeles arruinó mi temporada. Era una inyección de vitaminas, legal y tenía una receta. La clínica me inyectó mucho más producto de lo esperado. Fui destruido porque iba a ser sancionado por dos años. No quería jugar más después de eso. Incluso le dije a Sampaoli: "déjame en paz, es inútil", pero el entrenador siempre quiso que jugara. Estaba perdido, estaba nervioso y enojado por todo. No lo mostré, pero en el campo, el fútbol había terminado para mí. Ya no quería jugar al fútbol, pensaba eso todo el tiempo", dijo.
Después de estar sin equipo, el centrocampista ofensivo defendió a West Ham en la primera mitad de 2019. En la temporada actual, comenzó a jugar para Anderlecht.