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Diego Armando Maradona, un doblete en Barcelona y nada más

URGENTE: Diego Armando Maradona murió a los 60 años después de sufrir una descompensación en su domicilio (miércoles 25 de noviembre de 2020).

El 4 de junio es una fecha de especial significado en la breve carrera de Diego Armando Maradona como futbolista de Barcelona. Fue, en 1982, el día de su fichaje oficial por el club y, un año más tarde, exactamente, el día en que levantó el primero de los dos títulos que conquistó como azulgrana.

Acabado el campeonato de Liga el 30 de abril de 1983 con el sorprendente triunfo del Athletic de Bilbao, que logró el trofeo gracias a la derrota del Real Madrid en Mestalla frente al Valencia en la última jornada, Barça y Madrid se encontraron en la final de la Copa del Rey por cuarta vez en la historia de la competición.

Con Maradona en plenitud, autor de dos goles en la semifinal frente a la Real Sociedad y que acumulaba siete en los cinco partidos previos, el Barça llegó a la final al encuentro del Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, que diez días después de acabar la Liga había perdido la final de la Recopa (2-1) frente al Aberdeen de Alex Ferguson y que defendía el título logrado un año antes.

Fue aquella final, que se jugó en Zaragoza, la primera que provocó un desplazamiento masivo de las dos aficiones y la primera en que la policía tuvo que intervenir en las proximidades del estadio de La Romareda por enfrentamientos entre los entonces emergentes grupos de aficionados radicales de ambos equipos, Ultra Sur y Boixos Nois.

EL CORTE DE MANGAS DE SCHUSTER

La final de Zaragoza pasó a la historia como la del vuelo de Marcos, autor del gol definitivo en el último minuto de partido y, por encima de todo, la del corte de mangas de Bernd Schuster, quien celebró aquel gol decisivo con la llamada butifarra que se convirtió en legendaria.

“Quien tenga interés en ver partidos de aquella época verá que, en general, los defensas de hoy en día acarician a los delanteros si se compara con entonces” rememora a ESPN Deportes Lobo Carrasco, ex jugador del Barça, titular en aquella final y que aún recuerda “la caza” a la que los jugadores madridistas sometieron a un Maradona de cuyo pase, en una asistencia a Víctor, nació el 1-0 a la media hora de partido.

San José, Metgod, Angel, Stielike y, especialmente, Camacho, dedicaron un repertorio de patadas continuadas al Pelusa con el objeto de descentrar al Barça, que encajó el empate al poco de comenzar la segunda mitad tras un error de Gerardo que aprovechó Santillana para marcar a puerta vacía.

A partir de ahí, en un juego cada vez más bronco y con los ánimos encendidos entre las dos hinchadas en la grada, la final se encaminó a un final que hacía presagiar la prórroga… Hasta que en el último minuto un lanzamiento profundo y matemático de Maradona hacia el costado lo recogió Julio Alberto, que tras recortar a Salguero centró para que Marcos, en un vuelo inverosímil, rematase de cabeza a la red el 2-1 que le daba el título al Barça.

“Siempre sabías que te la daría al pie. Su perfección futbolística era absoluta” recordó Julio Alberto, quien no dudó en calificar aquella final como “una de las noches más especiales de mi vida deportiva”.

EL RECORTE DE D10S

El Barça conquistó aquella final, ampliamente celebrada en el club, y una semana después comenzó la Copa de la Liga, torneo hoy ya desaparecido y que desembocó aquel año en otra final entre los dos gigantes, a ida y vuelta, en lo que era la oportunidad madridista de tomarse la venganza de Zaragoza.

Acabó convertida en la confirmación de Diego en azulgrana y en el desastre merengue, que perdió de esa manera la cuarta final y quinto título de la temporada.

El Barça conquistó el trofeo el 29 de junio gracias a su victoria (2-1) en el partido de vuelta jugado en el Camp Nou (con un gol de Diego, por supuesto), pero la historia mantiene en el plano el gol estratosférico que anotó en el Bernabéu, en una ida que terminó con empate (2-2) y que provocó que la hinchada local se rindiera a su majestuosidad.

“Me entró la risa, lo confieso, pero no por un desprecio al rival, que nunca lo he tenido, sino por ver lo que había sido capaz de hacer” confiesa Carrasco, espectador de lujo de aquella maravilla que relata con todo detalle aún después de 37 años: “Recibí de Schuster, nos escapamos los dos y le di el balón saltando por una dura entrada… Se marchó solo y tras regatear a Miguel Angel solo necesitaba marcar pero esperó a la llegada de Juan José. Fue un flash, un instante en el que piensas ‘¿qué hace? Si solo debe chutar a puerta vacía’ y entonces amagó el balón mientras Juan José se tiraba hasta darse contra el poste para marcar lo que creo es el gol más increíble que he visto en el campo”.

Fue el doblete de Maradona en azulgrana, dos títulos menores hoy en día, sin duda, pero que en aquel momento se celebraron de manera especial, por ser conquistados ante el gran rival y por cerrar aquella primera temporada del Pelusa con una doble alegría y un fútbol soberbio de un jugador fuera de lo común y que, entonces, junio de 1983, nadie podía sospechar acabaría apenas un año después su carrera en el Barça como la acabó.