Lionel Messi dejó atrás a Pelé para convertirse en el récord absoluto en cuanto a goles marcados con un solo equipo, 644, y esa efeméride centró la victoria de un Barça en Valladolid que tuvo otra noticia de máximo impacto: la sociedad que forma con Pedri, el jovencito de esta plantilla, es la mejor de las imágenes que puede disfrutar el equipo azulgrana.
Fue el entendimiento entre el canario y el capitán una circunstancia tan destacada que colocó en el plano la apuesta de Koeman de dejar en el banquillo, y señalados, a Griezmann y Coutinho. Futbolistas con un peso mediático infinitamente superior al de Pedri pero cuya ausencia, o presencia del joven futbolista, dejó claro que Messi necesita, precisa, a su lado a un jugador que sepa entender su juego, su combinación y sus ideas en el césped con una conexión idílica. Nadie mejor que Pedri para hacer feliz al capitán.
Koeman agitó como no podía esperarse su alineación y sus jugadores le respondieron a la perfección. El trío formado por Mingueza, Lenglet y Araújo se mostró inexpugnable y liberó de trabajo defensivo a Alba y Dest, siendo este último un puñal por su banda y un colaborador necesario para el dominio del centro del campo, donde se vio muy suelto a De Jong y solvente a Pjanic (que dio descanso a Busquets). Y arriba, dispuesto a pelear en cualquier palmo de terreno por delante de la pareja Messi-Pedri, la presencia de Braithwaite, obrero necesario en este sistema.
El Barça está en plena subida de su montaña rusa y no es descartable, todo lo contrario, sospechar que volverá a la bajada, con partidos que volverán a ser decepcionantes... Pero por una noche se pudo sonreír. Y con la mejor de las sonrisas al contemplar que al capitán le acompañó un Pedri mayúsculo. Messi disfrutó, brilló, marcó y lideró a un equipo que, quien sabe, vivió en Valladolid un punto de inflexión.
Hace 22 años, un 20 de diciembre de 1998, un jovencísimo Xavi Hernández marcó un gol trascendental en el camino de aquella temporada para darle la victoria al Barça de Van Gaal en ese mismo estadio de Valladolid que fue el inicio de una remontada que acabó por conducirle a un título que, como hoy, se contemplaba entonces imposible.
Habrá que ver si se repite la historia con otro entrenador holandés, Koeman, o esta vez no hay la misma continuidad. A partir del 29 de diciembre, cuando reciba al Eibar, se podrá empezar a pensar si fue un espejismo o no.