BARCELONA -- El Barcelona cerrará este convulso 2020 recibiendo al Eibar en el Camp Nou en un partido, otro, innegociable en cuanto a la necesidad de victoria. Sin Leo Messi, que permanece con permiso en Argentina, ni Jordi Alba, sancionado, el equipo de Ronald Koeman tratará de dar continuidad a una historia que muestra a un rival que apenas ha podido arrancarle un empate en 12 duelos al Barça y que cuenta por derrotas sus seis visitas al Camp Nou, donde nunca ha recibido menos de tres goles.
La mejor noticia para el conjunto vasco será, precisamente, la ausencia de Messi, auténtica pesadilla para un Eibar al que en once enfrentamientos le marcó 20 goles y que siempre fue batido por el argentino en el Camp Nou (12 dianas en 5 enfrentamientos), con un poker de goles en su última visita, el 22 de febrero de este mismo año.
Sin el capitán en el escenario, la teórica y esperada reaparición de Ousmane Dembélé, anunciada ya por Koeman antes del partido en Valladolid, se conviertiría en la principal novedad de un Barça atado a las urgencias y que tras haber cedido un empate en su último partido como local frente al Valencia necesita sumar de tres en tres imperiosamente para dar continuidad a la que, de todas formas, es su mejor racha liguera de la temporada (acumula tres victorias y un empate en cuatro jornadas) para tratar de descontar la desventaja que mantiene con los líderes.
El buen desempeño del equipo ante el Valladolid no podrá tener continuidad en el once teniendo en cuenta las bajas, pudiendo Dembélé tomar el puesto de Messi, con una reorganización en ataque, y quedando en el aire conocer quien ocupe el puesto de Jordi Alba, con la poco probable entrada de Firpo o el pase de Dest a la izquierda y siendo Mingueza el lateral derecho con Lenglet y Araújo en el centro de la zaga.
Saber si Busquets volverá a la alineación en lugar de un Pjanic cuyo rendimiento fue óptimo la última jornada y si Koeman, a la vista del partido del domingo en Huesca, opta por hacer más rotaciones entra también en las posibilidades. Todo ello, eso sí, con un objetivo claro y diáfano: sumar tres puntos imprescindibles con el que cerrar un año para olvidar en clave azulgrana.