Joan Laporta regresó al Barcelona como el ‘redentor’ de todos los males de un club que Josep María Bartomeu dejó en la ruina deportiva y económica.
El directivo arrasó en las elecciones del Barça y prometió de inmediato poner manos a la obra para levantar al equipo y regresarlo al protagonismo, pero sobre todo, para resolver el pendiente más importante: la permanencia de Lionel Messi.
En actos públicos comprometió al argentino, ponderó el amor que le tiene a los colores y declaró en incontables ocasiones que se quedaría… Y todo caminaba hacia esa dirección, salvo que faltaba un pequeño gran detalle: reducir el límite salarial de la plantilla, de lo contrario era imposible ampliar el contrato de Leo y por ende registrarlo.
LaLiga estableció nuevos parámetros a los que todos los clubes se tienen que adaptar y la masa salarial del Barça está a un 110 por ciento, con lo que la única vía para hacerle espacio a Messi era vender jugadores.
Sin embargo, han pasado los días y las semanas, y futbolistas como Miralem Pjanic, Samuel Umtiti, Philippe Coutinho, Antoine Griezmann, Clément Lenglet o Ousmane Dembélé, entre otros, se mantienen en la institución ante la incapacidad e imposibilidad de darles salida, ya sea por sus altos salarios o porque su nivel futbolístico en nada es equiparable a lo que el Barcelona pagó por ellos, y sencillamente nadie los quiere a ese costo.
El club apenas se ha desprendido de jugadores menores como Junior Firpo, Trincao, Todibo, Matheus Fernandes o Konrad de la Fuente, quienes en poco o nada han sumado a la necesaria y urgente rebaja salarial que deben llevar a cabo Laporta y su equipo de trabajo.
Bajo este panorama, Messi terminó su periodo de tres semanas de vacaciones tras ser Campeón de la Copa América con Argentina y decidió no reportar a la pretemporada del equipo, pues aunque los reportes desde España eran insistentes acerca de un “acuerdo total” para renovar, la realidad era otra, y hoy se anunció que no hubo arreglo.
Este día el caso dio un giro y la continuidad de Leo se convirtió en un tema “prácticamente imposible”, con lo que el FC Barcelona informó que el argentino se va y la posibilidad de que llegue al París Saint-Germain revivió.
¿Culpa de Laporta? Sí y no. Sí porque no ha sido capaz de cumplir con lo que prometió y ha preferido defender la continuidad de jugadores como Sergi Roberto o Antoine Griezmann, por citar solo dos casos, cuando desprenderse de ellos habría acercado al club a su objetivo.
No, en cierta medida, porque hay una crisis económica generalizada en el futbol (salvo en los poderosos clubes ingleses) que impide a varios equipos desembolsar grandes cantidades en fichajes, y los salarios de jugadores como Umtiti, Coutinho (el fichaje más caro en la historia del Barça) o el propio Dembélé, nadie está dispuesto a pagarlos. Ya no se diga contratarlos por cantidades exorbitantes.
Barcelona y Laporta se han tardado, sí, y esa tardanza se pagó al precio de Messi… De ese tamaño.