El Barcelona acabó la travesía por el desierto lejos del Camp Nou en una Liga que se había convertido en un drama. Tres empates y dos derrotas acumulaba desde que comenzó la temporada a domicilio el equipo azulgrana en su peor inicio desde la temporada 1986-87, cuando enlazó las primeras seis jornadas sin vencer fuera de casa (cinco empates y una derrota). El golazo, tardío, de Memphis Depay, cerró la mala racha y el penalty de Coutinho sentenció...
Desde hacía 35 años que no había comenzado tan desencajado el Barça la Liga fuera de su estadio. Entonces enlazó empates con Mallorca, Sabadell, Athletic, Real Madrid y Sporting, con una derrota en Murcia entre ellas, que, sin embargo, no le penalizaron tal como esta temporada puesto que cumplidas doce jornadas, cuando igualó en Gijón, era líder (17 puntos) empatado con el Real Madrid.
Los tiempos han cambiado, cada vez más, y nunca volvió a verse en una situación similar el equipo azulgrana al comenzar el campeonato. Necesitó cinco desplazamientos para ganar su primer partido en las temporadas 1989-90 y 1991-92 o empató las dos primeras salidas en las campañas 207-08 y 2011-12, pero sus comienzos de Liga no volvieron a asemejarse a aquel otoño de 1986 hasta este mismo curso, cuando antes de jugar en Villarreal empató en Bilbao y Cádiz, perdió en el Wanda frente al Atlético y en Vallecas y empató en Balaídos frente al Celta, dejando escapar una renta de 0-3 con que vencía al descanso.
En el estadio de El Madrigal bien pudo el Barça volver a tropezar. No habría sido una sorpresa a la vista del partido, dominado de inicio, trabado y sufrido después, afortunado al comienzo del segundo tiempo con el gol de De Jong y sentenciado al final por Memphis, con una excelente finalización, para sumar su octavo gol de la temporada y, aunque sea por unos días, acallar las críticas que se empezaban a multiplicar a su alrededor.
No fue, para nada, un partido cómodo del Barça. De entrada protestó un pisotón de Parejo a Busquets que pudiendo merecer hasta la expulsión no fue considerada ni amonestación por el árbitro ni el VAR... que poco después volvió a quedar en evidencia, más aún, en un manotazo de Piqué que bien mereció ser penalti... Fue el VAR, precisamente, el que validó el 0-1 marcado por Frenkie de Jong, anulado previamente por el árbitro por un fuera de juego que no fue de Memphis y que pareció dar la tranquilidad necesaria al Barça tras un histérico final del primer tiempo. Aunque no fue nada de ello.
Se rebeló el Villarreal, se achicó el equipo de Xavi y acabó por empatar Chukwueze a un cuarto de hora del final para deprimir a un Barça que se encaminaba a otra decepción... Hasta que apareció Memphis Depay con una excelsa jugada, de inicio y final, para anotar el 1-2 que acabó por enterrar los fantasmas Coutinho, provocando y anotando un penalti en la recta final.
Peleado, sufrido y celebrado, el Barça de Xavi disfrutó de su primera victoria liguera lejos del Camp Nou después de cinco tropiezos iniciales y que durante algunos minutos pareció encaminarse a otra decepción y a sumar su sexta salida sin victoria, algo que no ocurría desde 1986.