Algo me dice que italianos e ingleses estarán en la final, con posterior triunfo azzurro, pero no adelantemos vísperas
MÉXICO -- Los cuatro mejores de Europa han quedado definidos. Una goleada, dos triunfos apretados y una definición desde los once pasos nos ha revelado el póker de naciones que lucharán por hallarse un sitio en Londres, en ese mítico templo del balompié británico llamado Wembley el próximo 11 de julio. De entre Dinamarca, España, Inglaterra e Italia, en estricto orden alfabético, saldrá el nuevo monarca europeo de la décimosexta edición del más importante evento futbolístico del planeta, después de la Copa del Mundo de la FIFA.
Salvo su mejor opinión, lo que hemos apreciado hasta el momento, me ha dejado satisfecho. Más allá de mis particulares preferencias y afectos futbolísticos, no tengo duda de que los 48 partidos celebrados hasta el momento nos han regalado goles espectaculares como el de Patrik Schik desde medio campo; atajadas monumentales como las de Jordan Pickford; actuaciones históricas como la de Cristiano Ronaldo y hasta el terrible susto que nos dio Christian Eriksen.
La obligada abstinencia que padecimos el año pasado ha resultado debidamente compensada en las últimas tres semanas gracias al espectáculo que futbolistas y entrenadores nos han regalado este verano. Lo único que lamento es que esta felicidad sea efímera y esté a poco más de siete días de concluir.
Pero no es momento de dejarnos llevar por la nostalgia. Tenemos servidas las semifinales y vale la pena destacar la presencia, por demás inesperada en esta instancia, de los daneses. El equipo de Kasper Hjulmand tuvo que levantarse prácticamente de la lona para sobreponerse al terror de ver desplomarse en el césped a Christian Eriksen y mirar igualmente con angustia cómo después de perder sus dos primeros partidos ante Finlandia y Bélgica necesitaba ganar su último partido y esperar que los finlandeses no le arrancaran el empate a los poderosos Diablos Rojos de Bélgica.
Ver a la actual Dinamarca encumbrarse de esta forma, nos obliga a recordar a aquel legendario equipo de Richard Moller Nielsen que conquistó la Euro de Suecia 1992.
Los Tres Leones están viviendo un dulcísimo momento. Su casi perfecto funcionamiento se debe a la integración de una extraordinaria generación de futbolistas. Gareth Southgate está haciendo renacer la tan vapuleada ilusión que Inglaterra ha tenido de ser campeón en el deporte que ellos inventaron en el siglo XIX y que no ocurre desde 1966. 8 goles a favor
y ninguno en contra nos hablan con profunda claridad de que la maldición británica, si es que ésta existe, está a punto de extinguirse.
En la otra semifinal vemos a dos selecciones con una riquísima tradición futbolera. Ambas, campeonas de Europa y del Mundo. Se han visto las caras una y otra vez y los partidos que brindan son siempre una garantía de garra y pasión. Italia y España nos brindarán un verdadero choque de trenes, de pronóstico reservado. Italia se ha dado de alta después de la terapia a la que tuvo que someterse luego del tremendo fracaso que significó no acudir al Mundial de Rusia 2018.
¡Y vaya terapia! Roberto Mancini ha logrado devolverle la fe y el orgullo a un equipo que padeció una terrible amnesia futbolística. De 37 partidos dirigidos con la Nazionale, ha ganado 28, empatado 7 y sólo ha perdido 2. Estos números asustan a cualquiera, sobre todo porque suma 13 triunfos consecutivos y su meta ha sido batida únicamente en dos ocasiones.
La consigna de los herederos del Imperio Romano es clara: quieren que esta Eurocopa sea su revancha, la que expíe sus pecados por ausentarse de la anterior Copa del Mundo.
Pero España tratará de impedírselo, aunque también es una selección que está intentando recuperar el brillo perdido. El proceso de Luis Enrique ha sido objeto de duras críticas, mismas que ha tenido que soportar, como usualmente ocurre con cualquier otro que haya ocupado el banquillo español. Sin embargo, su fe en el equipo y la confianza que se deposita en sí mismo y en los jugadores que ha convocado es absoluta.
Italia frente a España e Inglaterra contra Dinamarca. Las semifinales están listas. Serán partidos imperdibles y sumamente atractivos. Las virtudes y defectos de cada equipo saltarán a la cancha para definir a aquellos que disputarán la gran final. Algo me dice que italianos e ingleses estarán ahí… con posterior triunfo azzurro. Pero no adelantemos vísperas. Dispongámonos a disfrutar del deporte que amamos y hagámoslo con todo.