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Alguna vez me vestí de Azul

Jesús Humberto López ESPN

La serie entre Cruz Azul y Toluca parece ser la más dispareja de los Cuartos de Final que inicia este miércoles.

Hoy arranca la Liguilla por el título del fútbol mexicano. Después de observar los encuentros de la llamada Reclasificación, los aficionados se disponen a vivir el momento de mayor pasión y efervescencia de todo el certamen. Ocho equipos están listos para saltar a la cancha, y como siempre lo he dicho, en el fútbol como en el Deporte en general, nada está escrito.

Y ojo. Esto no es un simple cliché. Es una realidad tangible que beneficia tanto al equipo marcado como favorito como al que no lo es, aunque muchos ven aquí una ventana para los que en el papel, en cuanto a números, estadísticas y actuaciones, tengan menos posibilidades de éxito. Sin embargo, de esta lógica también pueden beneficiarse aquellos que cuentan con todos los argumentos para vencer a su oponente.

La serie entre Cruz Azul y Toluca parece ser la más dispareja de los Cuartos de Final que inicia este miércoles. La Máquina Cementera fue el mejor equipo de la fase regular. Sus números rayaron casi en la perfección. Los Azules obtuvieron el mayor número de triunfos, con 13; fueron los que menos encuentros perdieron con sólo dos descalabros y detestaron las medias tintas al empatar únicamente en dos ocasiones. Se consagraron como la mejor ofensiva del torneo, junto con América y Toluca, así como la más brillante y sólida defensa del Guardianes Clausura 2021 recibiendo sólo once goles, lo que equivale a encajar poco más de medio gol por partido.

Parece, una vez más, que todo está dispuesto a que el equipo de Xochimilco, de raíces hidalguenses, logre el título después de 23 años y medio. Al escribir estas líneas no puedo dejar de recordar otras tantas que leí diciendo que el Cruz Azul ya merece el campeonato por Decreto Presidencial. Tanto sufrimiento ha arrastrado la afición celeste que no dejo de aprovechar, cada que veo o hablo con un seguidor cementero, conocido o no, para expresarle mi compasión, genuina solidaridad y profunda admiración por seguir amando los colores de esta institución a pesar de tanto dolor y frustración que esta convicción les ha ocasionado por décadas.

He de decir, a manera de honesta revelación y en rigurosa primicia, que quien esto escribe, por franca influencia de mi querido y trascendido tío Sergio De la Mora, alguna vez simpatizó con este equipo y hasta llegó a ponerse un par de veces una playera azul y blanco con el propósito de apoyarlos en la mismísima Bombonera de Toluca. Eso fue a inicios de los años ochenta, justo después del campeonato de la 79-80 y hasta la 80-81, cuando perdieron la final de esa temporada cuatro goles a uno en el Olímpico Universitario el 9 de agosto de 1981. Fue tanta mi decepción por esa derrota, que mi fugaz cariño celeste se desvaneció por completo.

Ni siquiera el título que obtuvo 17 años después contra el León en la Nou Camp logró reavivar alguna especie de afecto aletargado en mi corazón. En lo absoluto. Para ese entonces, mi amor por los Diablos Rojos del Toluca estaba sellado por completo, a pesar de los continuos sinsabores que me dejaron los choriceros por sus constantes penurias temporada tras temporada. Estaba claro que me gustaba mucho más la combinación rojo, blanco, rojo de su uniforme que el que lucían los jugadores capitalinos y ese fue y es el color de mi bandera y mi camiseta de aficionado, cuando tengo la oportunidad de disfrutar de ese carácter.

Regresando al tema de hoy, me queda claro que Cruz Azul tiene todo para avanzar a la semifinal pero más les vale no darlo por hecho. El exceso de confianza siempre mata y nadie mejor que ellos para tenerlo muy en claro. La Liguilla es un torneo completamente diferente, con sensaciones y emociones distintas aderezadas con una vibra y energía que envuelve a todos casi mágicamente, incluyendo naturalmente a los propios jugadores.

Eso fue lo que le noté a un Toluca que tuvo la capacidad de batir al campeón del fútbol mexicano en su propio estadio, aunque haya sido en penales. Los mexiquenses brindaron un primer tiempo sólido y altamente contestatario a una Fiera ampliamente favorita para avanzar a la Liguilla. Sin ser espectacular en su volumen de juego, los pupilos de Rolando Hernán

Cristante Mandarino mostraron tamaños para soportar la artillería del León, que tuvo que venir dos veces de atrás para forzar la tanda de penales, donde terminaron por ceder el cetro que está en disputa. Al final, a los de la capital del estado de México les valió más su entrega y coraje en la cancha que su buen desempeño para avanzar.

Antecendentes y rivalidad existe, y de sobra. Hay cuentas pendientes entre estos dos equipos. Juan Reynoso buscará terminar la obra que dejó inconclusa Robert Dante Siboldi y Hernán Cristante la que él mismo dejó en el 2018 cuando perdió las finales de Copa y de Liga de ese Clausura. Jonathan Rodríguez y Pedro Alexis Canelo serán los hombre-gol para la serie que inicia hoy en el Nemesio Diez y que concluye la noche de este sábado. Dieciocho títulos de Liga suman Diablos Rojos y Cementeros en el fútbol mexicano y cualquiera que avance llevará en sus espaldas el peso de una historia llena de éxitos, orgullo y tradición. La moneda está en aire. Cruz Azul es claro favorito y deberá refrendar lo hecho en la fase regular. Pero el Toluca tiene todo que ganar y nada que perder.