Neymar no ganará nunca el Balón de Oro ni se le colgará la etiqueta de mejor futbolista del mundo. Tampoco volverá a levantar una Champions o algún trofeo de alguna Liga de la élite europea.
A los 31 años optó por la medianía futbolística a cambio de muchos millones de dólares. Un desperdicio absoluto de una carrera que pudo ser de leyenda y que finalmente dejará un sabor agridulce.
El brasileño es un mago, uno de esos futbolistas que nacen cada 40 o 50 años, un virtuoso que estaba llamado a heredar la estafeta de Leo Messi y que se dejó deslumbrar por el dinero.
El verano del 2017 fue el principio del fin para ‘Ney’, quien era parte de un tridente que destrozó todos los registros goleadores al lado de Messi y Luis Suárez, y de manera inexplicable decidió abandonar al FC Barcelona seducido por los dólares qataríes y la promesa de ser la piedra angular de un “gran proyecto deportivo” (el PSG).
Nunca volvió a ser el mismo con todo y que llevó al conjunto francés a una Final y una Semifinal de Liga de Campeones, y con el paso de las temporadas los reproches hacia su figura fueron en aumento por parte de la afición parisina.
Le dieron trato de rey y Neymar se comportó como tal. Entre los viajes a Brasil, las indisciplinas, los escándalos extracancha, las bajas de juego y las lesiones, su paso por el París Saint-Germain terminó de mala manera.
Directiva y Luis Enrique, el técnico recién llegado, decidieron no contar más con el brasileño, quien se marcha por la puerta de atrás a un futbol de un nivel muy pobre, pero un poder económico infinito.
Se habla que ganará 100 millones de dólares por año y de entrada llega al Al-Hilal por dos temporadas con opción a una tercera. De nuevo: ¡vaya desperdicio de talento!
Cristiano Ronaldo llegó a la misma Liga hace unos meses a los 38 años y cuando ya no tuvo cabida en Europa. Messi tenía oferta de renovación en el PSG, el Barcelona lo quería de regreso y un club de la Premier League lo buscó; sin embargo, eligió la MLS, con 36 primaveras y tras conquistar absolutamente todo en el balompié.
A Neymar le quedaba cuerda y talento para brillar y competir al más alto nivel en el entendido de que un futbolista alcanza la plenitud entre los 28 y 32 años; sin embargo, tomó el camino fácil, otra vez.
Tendrá una oportunidad más para ganar la Copa del Mundo con Brasil en el 2026, y fuera de ello el resto de las victorias que le quedan a su carrera tendrán que ver con su salario estratosférico.
Neymar será recordado como un futbolista cuyo talento se ofreció a cuentagotas y acabó opacado por el dinero.