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Lionel Messi: su llegada al PSG y el firme objetivo del Mundial de Qatar 2022

La ciudad luz vuelve a cobijar a un genio único en sus entrañas. Allí va Lionel Messi a llenar de acuarelas y colores las calles de París. Como alguna vez pintaron los impresionistas en Montmartre, como alguna vez escribieron los grandes genios de la literatura en el café Les Deux Magots, llega el más increíble jugador de fútbol del mundo a devolverle vida a una de las capitales célebres del planeta tierra.

Como Leonardo Da Vinci cuando deslumbró al mundo tras trasladar en 1516 de Italia a Francia a La Gioconda, obra que descansa en el Museo del Louvre tras la Revolución Francesa de 1789, Messi propone más de cinco siglos después su propia revolución cultural. Sin pinceles ni plumas. Sin las manos, pero con los pies. Una pelota y un número 30 a sus espaldas. Seducido por un monarca posmoderno, Nasser Al-Khelaïfi, pero con la esperanza de transformarse, por qué no, en el jugador de la gente.

Uno para todos, y todos para Leo.

La primera espada en todos los estadios, en todos los equipos, en todos los países, tiene nueva casa. El mundo girará, desde este sábado, de manera diferente. De Argentina para el mundo, la nueva versión de Messi está en marcha.

CON LOS PIES EN PSG, CON LA MIRADA EN QATAR 2022
La llegada del astro no solo provoca el éxtasis a lo largo y ancho del mundo, sino que impacta positivamente en la Selección Argentina. Queda todavía en la retina de todos la felicidad plena del diez con la Copa América en sus manos. La alegría genuina, la mochila sin peso, el quiebre discursivo de los odiadores seriales desde ese momento y para siempre.

Además de las figuras de orden mundial entre las que destacan Gianluigi Donnarumma, Sergio Ramos, Marco Verratti, Neymar y Kylian Mbappé, entre otros notables, Messi será compañero de Ángel Di María, Leandro Paredes y Mauro Icardi pensando en el Mundial de Qatar del año próximo, la única cuenta pendiente del genio rosarino en su palmarés sin comparación.

De ese trío de compañeros albicelestes, solo Icardi, entre las posibles salidas al mercado del PSG, no formó parte de la lista de Lionel Scaloni en el título continental que finalizó con triunfo ante Brasil 1-0 en el estadio Maracaná. Pero más allá del afecto, el compañerismo o la amistad en ese triángulo de estrellas, está el juego a tener cuenta. La química, tantas veces dispar entre clubes y Selección en el mundo del fútbol. Llegar aceitados a la máxima cita de Qatar, es una de las premisas para que el plan estratégico del fichaje al club francés encuentre éxito.

¿Punto en contra? La competitividad en el certamen doméstico. Messi y compañía no parecen, a priori, tener oponentes de rigor en la búsqueda hacia el título. Pero claro, el objetivo-club de La Pulga está en el plano continental, la UEFA Champions League, torneo en el que el club parisino aún luce virgen de orejonas en el historial.

Dos cláusulas puso Messi que acompañan su intención de éxito con la Selección Argentina. La primera es prioridad para jugar en el equipo nacional en cualquier tipo de partido y/o compromiso que hubiere, ya sea oficiales de FIFA, pero también benéficos o amistosos. Y la segunda, la posibilidad de que cualquier miembro del cuerpo médico de la Selección Argentina tenga acceso a todas las instalaciones del PSG para consultas de rigor. Queda claro que el gigante parisino no tendrá, frente al equipo nacional, diferencias en el trato.

Argentina afronta tres partidos importantes por Eliminatorias Sudamericanas en la búsqueda de la clasificación a la próxima Copa del Mundo. Jugará en condición de visitante frente a Venezuela (2/9) y Brasil (5/9), y en casa ante Bolivia (9/9).

La carrera de Messi ha sido, en materia de éxito, un símil de Rayuela de Julio Cortázar. Abrir su palmarés en la página que sea y poder empezar a contar la historia sin problema alguno. Todas las páginas la primera página: innumerables títulos en Barcelona, récords para repartir y marcas surrealistas construyen un éxito en continuado que invita a proyectar un futuro tan fantástico como atrapante.

Ganar la Copa América ha sido mucho más que un título para Lio. Es el adiós definitivo a su anterior versión y el nacimiento de una nueva piel. Dejar atrás al niño de Barcelona para caminar como un hombre en París. Desenredar pensamientos estériles y creer una vez más que todo está por hacerse. Que lo mejor está por venir. Líder de un equipo que promete ser inolvidable, de un deporte-arte que apunta a ser escuela, el objetivo de Messi es mucho más que un club.

El Mundial de Qatar, entonces, aparece ahora entre los sueños impostergables.

Con su magia, con su guía, con su fútbol, allá vamos.